Libre, sin pena ni culpa y además protegido por la Justicia. Así quedó el albañil Gabriel Armoa, sobre quien pesaba orden de captura por el caso de Carolina Marín (14), la “criadita”, cuya vida fue segada hace semanas en Vaquería, Caaguazú. De acuerdo a las investigaciones preliminares, los propios tutores, un milico retirado y una docente, aparecen como los sospechosos de tan cruel acto.

Gabriel llegó voluntariamente hasta la oficina del fiscal Gustavo Chamorro para contar todo lo que sabía y confirmando datos que ya se manejaban, además de contradecir la versión de los agresores que afirmaron que el trabajador había sido sorprendido “acaramelado” con la víctima.

El hombre de 33 años manifestó que el miércoles 20 de enero se había acercado a la menor para consultarle sobre la comida que debía preparar para los obreros, momento en que los encontró hablando el exmilico Tomás Eligio Ferreira, quien reclamó que se comunicara con el hombre, a quien a su vez amenazó con meterle plomo si no se retiraba del sitio.

Gabriel declaró que Carolina y su hermana tenían prohibido hablar con otras personas y si faltaban a sus tareas eran reprendidas a golpes e insultadas de la peor manera por parte de Ramona Melgarejo. Añadió que nunca abusó ni intentó propasarse con la menor, como lo había dicho Ramona.

Gustavo levantó la orden de captura contra Gabriel, ordenó que sea puesto en libertad y solicitó que cuente con resguardo como testigo clave de la muerte de Carolina. Ramona se encuentra imputada por violación al deber del cuidado y violencia familiar; en tanto que Tomás fue imputado por homicidio doloso.

¿CON QUIÉN QUEDARÁ?

Leticia González, representante de la Secretaría de la Niñez, manifestó que la hermana adoptiva de Carolina, adolescente de 17 años, se encuentra momentáneamente con la expareja de Ramona, quien sería su padre adoptivo. Aseguró que hay buen vínculo entre ellos. Agregó que la misma había sido adoptada legalmente, mientras que en el caso de Carolina no existe papel alguno.