Un grupo de personas cuenta su experiencia en el momento en que llegaron a ser bastante rellenitos, algunos llegaron casi a los 170 kilos. Explican cómo tomaron la decisión de luchar por su salud y bajar de peso.

Hace poco más de un año, don Carlos Santiago Villalba (63) pesaba 165 kilos. Cuando trabajaba tenía que viajar por todos lados, eso hacía que coma mal, ya que se juntaban entre compañeros y todos los días preparaban las conocidas como comidas chatarra, ricas en aceite y grasa.

“Ahí comía muy mal y empecé a subir sin darme cuenta. Y llegó un momento en que ya no podía bajar, porque solo aguantaba caminar 50 metros”, contó.

Lastimosamente llegó un momento en que a consecuencia de haber fumado muchos años le agarró neumonía y su peso no le ayudaba para nada, los doctores le dieron 1 % de vida nada más, pero afortunadamente sobrevivió.

Se puso en campaña y bajó 45 kilos. Hoy pesa 120 y seguirá batallando para seguir bajando.

“Llegó un momento en que me sentía mal porque no podía ni caminar, nada podía hacer sin ayuda de mi señora y mis hijos. Uno siente que ya no sirve”, contó. Instó a la ciudadanía a cuidar su alimentación y por sobre todo dejar los vicios.

“De mí se burlaban en el colectivo”

Mariela Rivarola (48) llegó a pesar 168 kilos. Ella se hizo la cirugía bariátrica en el Hospital de Clínicas y gracias a eso pudo bajar 45 kilos, pesando hoy 123 kilos. Todavía le falta por bajar 30 kilos para estar en su peso ideal. “Era muy difícil, me trabajaba mucho en el autoestima. Yo no podía más caminar y los doctores me decían que tenía el riesgo de morir si seguía así. Lo peor es la ignorancia de la gente. De mí se burlaban en el colectivo y los choferes no me paraban”, contó.

“Gordito nomás ya me llamaban”

Luis Fretes (49) llegó a pesar 168 kilos y hasta ahora bajó más de 30 kilos. Comentó que su decisión de bajar de peso fue justamente el miedo a las enfermedades y todo lo que sale en la prensa sobre las advertencias sobre la obesidad. “Te desanima totalmente porque la gente te decía en la calle ‘gordo’ y mis amigos ya no me llamaban por mi nombre sino ‘gordito’ nomás, ya prácticamente era mi nombre”, empezó diciendo.

“Si querías sentarte a hablar con una chica, vos tenías que garpar. Las chicas no te quieren hablar así. Hay mucha discriminación”, siguió.

“Bajé unos 28 kilos”

Sara Nuñez es otra de las personas que bajaron de peso en el Hospital de Clínicas. En su caso, ella no pesaba tanto como los demás, pero igualmente ya le trabajaba emocionalmente. “Tenía 90 kilos y bajé a 62 kilos, o sea bajé en total 28 kilos”, empezó contando.

Dijo que le agarró hipotiroidismo en un momento de su vida y los medicamentos que tomaban la hinchaban, por lo que subió mucho de peso. “En mi autoestima me trabajaba demasiado. Yo bajé de peso por dos motivos: por un principio de diabetes que me detectaron los doctores y porque tenía la necesidad de sentirme bien conmigo misma”, expresó.