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Las “fallas sin querer” más frecuentes que tiene papá o mamá

Las “fallas sin querer” más frecuentes que tiene papá o mamá
  • La labor educativa de un padre es tan delicada como maravillosa, que implica un proceso de aprendizaje sujeto a equivocaciones. A pesar de querer lo mejor para los hijos, pero hay ciertas actitudes que no son tan beneficiosas.

Nadie nace aprendido –al menos hasta ahora– ni siquiera los padres, a veces “ja fallá imi” en el intento para hacer de los hijos personas valerosas; sin embargo, deben ser esos tropiezos, oportunidades para detener una conducta inapropiada y revertir el cauce.

No es la intención hacer críticas a una labor tan admirable como es la de un padre, sino abrir espacios de reflexión como este que proponemos para evaluar su situación y así buscar una corrección a tiempo. Lo importante es buscar la manera de evitar o afrontar los errores dándole solución oportuna. A continuación las equivocaciones más frecuentes de los papás en la formación de sus hijos.

De un extremo a otro

El uso inadecuado de la autoridad es cuando solo se concibe en los extremos: autoritarismo o permisividad, no hay punto medio. Tan dañina es una como la otra, el ambiente educativo en ambas no ayuda en lo absoluto a la formación de la persona, la primera por la posición rigurosa de los padres que da como respuesta unos hijos temerosos y solapados; y la segunda por exceso de libertad que se convierte en el efecto contrario (personas llenas de ataduras).

No cumplir lo que se dice

Es uno de los errores que más cometen los educadores sin tener conciencia de su alcance. Se refiere a las famosas amenazas que nunca se llevan a cabo, así como a las promesas que no logran ser cumplidas. Para una mejor ilustración, es cuando los papás aplican normas o sanciones que al final ellos mismos las ignoran, no las hacen cumplir o terminan cediendo. Esto indica que la autoridad es débil y puede quebrantarse fácilmente.

Cuando se contradicen

La madre emite un mensaje y el padre otro, con regularidad desautorizándose entre ellos, lo que produce un laberinto donde el hijo no sabe en qué dirección marchar ni a qué salida llegar. La falta de unión de criterios educativos, entorpece la misión instructiva.

Permitirle todo

Es la falsa creencia de que la libertad consiste en permitirles a los hijos hacer lo que quieran, donde quieran, como quieran y a la hora que quieran, porque consideran que al establecer lineamientos están impidiendo el libre desarrollo de la personalidad. Muy diferente es educar en la libertad: permitir y promover en los hijos la toma de decisiones con base en distintas posibilidades, ayudándoles a distinguir lo que es beneficioso y lo que no.

Sobreprotegerlos

No es otra cosa que impedir la autonomía de los hijos, donde los padres realizan por ellos trabajos que están en total capacidad de ejercerlos por sus propios medios. Por lo general este tipo de padres buscan evitarles a los hijos todo sufrimiento o dificultad posible. El fruto de la sobreprotección es la inseguridad que se genera en la persona, así como la incapacidad para sortear inconvenientes. Es un amor posesivo, de apego, que obstaculiza el proceso natural de los hijos.

Tenerles “miedo” a los hijos

Puede presentarse en diferentes etapas: en la primera infancia, cuando los padres ceden con frecuencia a las pataletas o rabietas de sus pequeños por “miedo” a esta situación; en la etapa escolar, cuando los padres les llevan todos los caprichos o deseos por “miedo” a ser rechazados, a frases como “no te quiero mamá”; en la adolescencia cuando se dan permisos que en el fondo no quieren, pero lo hacen por “miedo” a su reacción o a ser papás “mala onda”. En cualquier situación, cuando los padres temen a sus hijos y permiten ser manipulados por ellos, han perdido el norte de la crianza paterna.

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Llenar vacíos con cosas

Es un fenómeno que se vive en muchas familias actuales, la falta de tiempo para estar con los hijos se compensa con juguetes, computadoras, tablets o móviles, que tienen como fin “remediar” su ausencia.

 

Creer que los hijos son “perfectos”

Negarse a admitir las dificultades que los hijos presentan o exigirles habilidades que no poseen, da lugar a una serie de contrariedades que perjudican a las dos partes. Muchas veces los padres buscan hacer de sus hijos lo que ellos no pudieron lograr, de forma que sus frustraciones las ven posibles en la vida de sus pequeños. Otro escenario donde es común esta situación, es en el dinamismo de la relación familia-colegio, en la cual los maestros retroalimentan a los padres sobre la conducta de los hijos y ellos se rehusan a aceptar dicha realidad.

Evitar “ciertos” temas

Es el miedo a tratar con los hijos algunos temas delicados, como por ejemplo: sexualidad, adicciones, alcohol, amistades poco convenientes… lo que los deja en plena libertad para hallar la información en fuentes que distorsionan la realidad y el sentido de las cosas.

No limitar el uso de la tecnología

Se ha observado en los hogares una carencia de límites y normas para el uso de las tecnologías, lo que puede abrir puertas a mundos oscuros y peligrosos para seres humanos que todavía se encuentran en formación, como son contactos con personas desconocidas, pornografía, adicción al juego, aislamiento, entre otros.

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