“Querer es poder, solo es cuestión de proponerse” expresó don Vicente Sanabria, de 52 años, que luego de trabajar durante 27 años como chofer de colectivos, ahora se convirtió en flamante abogado pudiendo de esta forma cumplir su mayor sueño.

“Empecé trabajando en la empresa Paraguarí S.A, luego buscando mejores horizontes para mi familia, me mudé a Asunción en donde trabajé en la empresa Amistad línea 25, hasta que la empresa quebró y más de 100 trabajadores quedamos en la calle” comentó.

“Mi sueño siempre fue ser militar o abogado, pero como me casé muy joven, en ese entonces no pude estudiar. Entonces me propuse cumplir ese sueño con el apoyo de mi familia y de un político, que es exintendente de Villa Elisa, quien me ayudó y apoyó muchísimo ahora pude cumplir mi sueño” expresó don Vicente, quién el pasado 14 de setiembre con mucho esfuerzo se recibió de abogado.

Don Vicente cuenta que está casado hace más de 30 años, y con la voz entrecortada, cargada de emoción y nostalgia, relata que tiene “dos hijas… una de ellas está en España, hace 10 años… se fue en el tiempo en que yo me quedé sin trabajo, cuando tenía 18 años. Mi único objetivo ahora es que mi hija vuelva a estar con su familia, y pueda estudiar, porque ella dejó el primer año en la Facultad para ir a trabajar. Desde allá ayudó muchísimo a su hermana mayor para que pueda terminar sus estudios, ahora le toca a ella”.

“Una vez que esté habilitado para ejercer mi profesión, voy a ser abogado de los más humildes y a hacer todo lo que esté a mi alcance para apoyar a los jóvenes que quieran salir adelante” finalizó.

27 años manejando

Luego de trabajar por más de dos décadas volanteando, ahora es todo un abogado, “los sueños se cumplen, si uno se propone” afirmó Vicente.

Vivencias grabadas a fuego

Vicente comentó que en su época de chofer estaba fuera de su casa unas 20 horas al día. “Tengo tantas anécdotas” he’i y empieza a recordar: “Una vez por tratar de defender a una doña de un carterista, casi ligué una bofetada. Pasa que la señora subió al colectivo y detrás suyo se subió el tipo. Cuando la señora pasa el molinete el ladrón frente a mí metió su mano en la cartera de la doña, le quise avisar y cuando le toqué fue justo en la nalga había sido, ahí se dio vuelta con todo para pegarme, pero le hice el gesto y se dio cuenta que estaban metiendo la mano en su cartera. Por querer hacer el bien casi ligué”, comentó.