PARAGUARÍ. Gritos extraños, retumbantes e intermitentes que se propagan a través de la noche, a modo de un eco prolongado, atemoriza a los lugareños que viven en las adyacencias del cerro Mbatovi, ubicado sobre la ruta que une las ciudades de Paraguarí y Piribebuy.

“Péa ko mala visión”, comentó don Juan Báez, quien dijo ser testigo fiel de esos sapukái que tiene a más de uno con el “Jesús en la boca”.

“Estaba trabajando en un patio cuando de pronto escuché esos gritos, provenía de un lugar, pero de repente se escuchaba en otro sitio totalmente diferente. Mba’éichaite la añemondyi (cómo me asusté), pero me quedé ahí y esperé que todo pase. Es mala visión quien nos aparece en cualquier lado”, he’i.

Avei don Juan comentó que ese espectro fantasmal se les aparece en medio del camino a muchos conductores en la zona conocida como la curva de la “Última altura” de la ruta “Rogelio R. Benítez”.

“Muchos conductores dijeron que algo inexplicable les salió de la nada en el camino”, dijo. “Así dijeron muchos que pasaron por aquí”, agregó por su parte Mario Montiel, otro lugareño. “Nadie quiere creer esto, pero es verdad, yo fui testigo de eso”, acotó don Juan.

Extraño ser: ¿quién es la famosa mala visión?

Según la tradición guaraní, mala visión es un espíritu de la noche que mora de día. Fue una mujer ndirindindin que cautivaba por su belleza.

Pero cierto día enloqueció de celos, asesinó a su marido y arrojó su cadáver a una caverna cubriéndolo de ardientes brasas hasta quemar totalmente su cuerpo por creer que mantenía relaciones con otras mujeres.

En la séptima noche, luego del acontecimiento, entre relámpagos, arrojando chispas, el cadáver del marido se presentó ante la mujer que cayó muerta de espanto. Desde ese día el alma en pena de la yiyi transita por cañadas y montes en noches tormentosas lanzando un grito lastimero y espeluznante.

¿Pombéro avei ronda por el lugar?

Don Carlos López, otro poblador de la zona, avei comentó que en la zona se suele escuchar avei silbidos que no se sabe de dónde provienen. Todo apunta a que sería el Pombéro ndaje.

“Acá pasan muchas cosas raras, pero nosotros ya estamos acostumbrados a eso”, dijo. “Silbidos, gritos, pero por suerte ya logramos convivir con eso”, agregó.