• ANÉCDOTA. El director del Hospital de Traumas contó que un paciente le dijo que le veía mientras le operaba.

Por Tatiana Moreno – tatianamoreno@wordpress-148630-2394876.cloudwaysapps.com

En entrevista con el diario Crónica, el director del Hospital de Traumas, Aníbal Filártiga, médico reconocido de larga trayectoria, habló del lado humano del personal de blanco, que pasa de todo para poder cumplir con la noble labor de salvar vidas.

En los pasillos y salas de cada hospital quedan plasmadas miles de anécdotas que marcan a los profesionales. Filártiga recordó unas cuantas de ellas. “Una vez un paciente me dijo que me veía desde el techo mientras yo lo reanimaba”, contó.

– En todo este tiempo como profesional, seguro que son miles de experiencias las que se vienen a la cabeza…

– Hay varias, pero te voy a contar dos que me marcaron realmente. Una enfermera me llamó un sábado a las 12 de la noche y me dijo “doctor acá hay un paciente que respira todavía y los doctores ya no le hacen caso porque dicen que ya está muerto”. Vine y le encontré respirando y entré así como estaba en sala de operación y le abrí el tórax. Le saqué un pulmón y el paciente vivió. Pero antes hizo un paro y durante cinco minutos le estuvimos masajeando para reanimarle, y se recuperó.

– ¿Y después?

– Al día siguiente, cuando volví, el paciente me dice “doctor Filártiga”. Me sorprendió. Le pregunto “¿vos cómo me conocés?, me viste en alguna foto?”. “No”, me dice, “anoche yo estaba en el techo y yo te veía que vos estabas subido a caballo sobre mí y me estabas haciendo masaje. Estaba en la luz viendo cómo me reanimabas”. En ese momento sentí una especie de escalofrío, pero son cosas que yo creo que son producto de la mente.

– ¡Eso es fuerte! ¿Fue la única vez o hubo otra más?

– Una tarde, en el consultorio entra un señor y me dice desde la puerta que le manda tal doctor, pero que realmente no se va a operar (tenía un problema en el esófago). Hablamos mucho y me dice “voy a aguantar esto porque esto me manda Dios como un sacrificio”. Entonces, yo le dije muchas cosas, empezamos a hablar de varias cuestiones hasta que me dijo que iba a pensar y que si así lo decidía, volvería.

– ¿Y volvió?

– Sí. Pasaron quince días aproximadamente y vuelve. Al final le opero. Maravillosa operación, impecable salió. Se despierta, le sacan el tubo, “gracias” me dice con un gesto. Fui a casa, me cambié, me bañé, pero me llaman en mi casa a avisarme que está mal mi paciente, que no podía respirar. Y me pareció extraño porque estaba bien. Fui volando.

– ¿Se complicó todo?

– Sí… Nos vamos a terapia, me subo arriba de él y le hago masaje porque le da un paro. Pasó ya siete minutos y no recuperaba, luego llegamos a los 12 minutos y me dice el jefe de terapia, “Aníbal suspendé nomás, ya no hay caso”. Y la línea de la máquina indicaba que nos dejaba ya. Me bajo y de la rabia le doy una patada al monitor y dije “Dios, si es que a alguien le tenías que salvar es a este tipo que tanta fe tiene en vos…” y no vas a creer que en ese momento la máquina se normalizó, el corazón empezó a latir.

“A la muerte nadie se puede acostumbrar”

 El director Filártiga, al ser consultado sobre lo que sienten cuando un paciente se les muere, aseguró que “a la muerte nadie se puede acostumbrar”. “No es un ente que ocurre igual en todos, cada muerte es diferente por las circunstancias que la rodean”, relató.

“Personalmente me angustio cuando yo opero y el paciente no está andando bien.

Explicó que es probable que haya también médicos que piensen distinto.

Trayectoria: fue jefe de sala, decano y hasta embajador he’i

El doctor Filártiga tiene ya una larga trayectoria como médico cirujano. Terminó la carrera hace 44 años y empezó su residencia en la Sala 10 del Hospital de Clínicas. Allí estuvo trabajando 41 años.

Fue médico de guardia, jefe de sala y decano de la Facultad de Medicina de la UNA. En el tiempo en que trabajó ahí viajó unos años a hacer un posgrado en Francia.

Cuando cayó la dictadura de Stroessner lo nombran Embajador de Paraguay en París, Francia, donde estuvo durante cuatro años. En su estadía, el entonces presidente del Paraguay, Andrés Rodríguez, lo manda a una misión diplomática a La Habana, junto a Fidel Castro.

Estuvo también alrededor de 20 años en la Cruz Roja y estuvo de igual forma trabajando en sanatorios privados. En el 2011 deja el Hospital de Clínicas para tomar el mando de Emergencias Médicas, hoy Hospital de Traumas.

Filártiga dijo que se enamoró del nosocomio cuando llegó en el 2012, porque encontró todo muy organizado. Explicó que hay un sistema de recepción de quejas para la gente. En los pasillos hay televisores donde se pasan los números para realizar las mismas y también diversos tipos de informaciones del hospital.

 100.000 PACIENTES

Recibe al año recibe el Hospital de Traumas, ex Emergencias Médicas. De estos, unos 15.000 son internados.