TRABAJADORA. Se llama Margarita y desde los 12 se dedica a mover “tuercas” en medio de arrieros. “Mis compañeros son muy respetuosos, algunos piropean mucho, pero bromeando”

Sus manos engrasadas y sucias demuestran su pasión por lo que hace. Es su pan de cada día. Desde los 12 años su mundo gira alrededor de colectivos, grasas, lubricantes, aceites, bujías, pastillas de frenos, etc. Domina la parte mecánica.

A las 4:30 de la mañana ya está al pie del cañón y luego de dejar a su pequeña hija de 4 años en la guardería, toma rumbo al taller mecánico donde labura. Cualquiera diría que hablamos de un hombre, pero no.

Es la historia de Margarita Mendoza (23), quien desde muy temprana edad se abrió camino en este ámbito dominado por los arrieros y con su profesionalismo busca barrer con ese prejuicio.

La joven trabaja como mecánica en el taller de la empresa de transporte “La Sanlorenzana”, línea 56, y día a día pone a prueba su conocimiento y talento. Está dispuesta a probar que es tan buena o mejor que cualquier hombre. “Soy mejor que muchos”, tiró.

“Recuerdo que cuando comencé lo hacía a escondidas y mi mamá se enteró y ligué todo mal jajaja”, comentó Margarita. “Somos 11 hermanos (dos fallecidos), ninguno se dedica a esto y al principio como que les sorprendió que yo lo hiciera, pero después se acostumbraron”, he’i.

Pasión

“Desde muy chica comenzó este amor por la mecánica. Veía a un amigo de nombre Daniel trabajar en un taller y viendo el empeño que le ponía como que me fue contagiando y comenzó a gustarme esta profesión. Fue con “Dani” con quien comencé a trabajar. Él me enseñó muchísimo, fue como mi profesor” dijo y agregó “no me arrepiento para nada, si nazco de nuevo, volvería a trabajar de mecánica, no tengo dudas”, tiró.

“Soy madre de una hija. Y la verdad que con mi trabajo puedo mantenerla y cuidarla como se debe. Por ella lucho día a día”, agregó.

“Al comienzo ndojeroviái che rehe”

Margarita comentó que ambientarse entre hombres le costó al principio, pero que después logró adaptarse. “Es cuestión de saber trabajar y manejarse en el ambiente nomás”, dijo.

“Mis compañeros son muy respetuosos, algunos piropean mucho, pero bromeando” (ríe) he’i y agregó “al comienzo ndojeroviái cherehe kuri (no confiaban en ella) por ser mujer. Pero con trabajo, empeño y dedicación me gané la confianza de todos. Sé que una mujer tiene la misma capacidad que un hombre para realizar algún trabajo. Sé que muchas no se animan a hacerlo por el que dirán, pero yo les animo a romper ese prejuicio”, he’i.

Títulos de aquí para allá

Margarita aprendió desde muy chica los trucos de la mecánica. Pero a la par fue capacitándose y ahora es toda una capa, ya que incluso hace algunos laburos que sus compas no pueden hacer.

“Me recibí en la parte mecánica, electricidad e inyección. También en la parte de tornería y soldadura en el SNPP” comentó. “Estoy muy feliz con lo que hago. Agradezco a la familia Peña (directivo de la empresa “La Sanlorenzana”, al ingeniero  Duarte, a la señora Carolina y a todos mis compañeros de trabajo por la ayuda que me brindan día a día”, tiró.