CIUDAD DEL ESTE. Sus productos adornan naturalmente cada semana la feria permanente de esta ciudad. Como tantos pequeños productores que nutren de frutas, verduras y hortalizas a la gente paranaense, don Teodoro Galeano también mantiene una racha de gran producción en la comunidad el Triunfo, de la ciudad de Minga Guazú.

En su terruño jamás el amanecer le sorprendió en la cama, y su sacrificado trabajo habla de su persona, bajo un tremendo resultado positivo, incluso haciendo diferencia con los productos extranjeros que opyta plíkimi ante el producto nacional.

Proveniente de Coronel Oviedo, don Teodoro expresó que en el comienzo todo fue muy duro, pero que con el correr de los tiempos, pudo notar que labrar la tierra y sacar provecho de ella es lo más bueno que pudo experimentar.

“Cerca de 12 mil personas cada semana se acercan a nuestra feria, eso significa que estamos haciendo bien las cosas. La gente gusta de nuestros productos” expresó el “encantador” de frutas y hortalizas quien también ya viajó a varios países para capacitarse por el bien de la comunidad.

“Tuve la oportunidad de ir a dos estados de Brasil, Argentina, Bolivia y también a Corea. Viajé costeado por la Gobernación cuando yo estaba al frente de la feria permanente. De esos lugares traje mucha experiencia que hoy día transmito a todos mis compañeros” le bajó Teodoro.

Aseguró que el tema más fuerte de sus cosechas se centran en la berenjena, pepino, locote, chaucha, sandía y melón, productos que germinan diferente con su experimento de variedad mejorada que consigue gracias al injerto.

Creador de injertos que dan frutos especiales

Todos lo conocen como un trabajador de sol a sol, pero la manera en que lidera su familia y acerca su mercadería a la base central del abasto esteño es más que sorprendente, pues el resultado de su trabajo deja jurujái al montón que tal vez desconoce de dónde nace tanta creatividad para con las semillas y su posterior siembra.

Este superproductor mencionó que en su comunidad actualmente llevan ejecutando varios proyectos con ayuda del Ministerio de Agricultura, situación que pone contenta a toda la gente que sí o sí necesita de ese apoyo.

Casado con ña Mirna Elizabet Robles, su eterna compañera también en el campo, don Teodoro, quien fácilmente podría ser comparado con un genio de las semillas, vive laburando a full ayudado por sus tres hijos, Marcial (22), Damián (19) y el menor de todos, Adrián, con tan solo 14 años.

Los dos primeros nombrados ya están en la Facultad con la clara firmeza de convertirse en ingenieros agrónomo para echarle una mano más fuerte al papá que hace 40 años va cargando la azada por la espalda.