AREGUÁ. A los 12 años, doña Lucía Ortega de Zárate (65) empezó como ayudante de su tía pintando productos de alfarería. Desde niñita fue una fiel admiradora de su trabajo y soñaba alguna vez ser como ella. Y no solamente consiguió ser como ella, sino incluso junto con su marido pudieron abrir su propia fábrica de alfarería en Areguá. Gracias a su negocio pudieron comprarse un terreno y mandar a edificar su propia casa. Sus hijos hoy día son todos profesionales gracias al gran sacrificio que hicieron.

“Empecé jovencita. Realmente yo solo sabía pintar, es lo que mi tía me enseñó. Después le conocí al que sería mi marido, o sea me casé con un alfarero y ya aprendí a hacer también las imágenes de barro”, contaba mientras pintaba las alcancías de Winnie The Pooh que debía entregar a una doña que le pidió para unos centros de mesa.

“Cuando empezamos no teníamos nada y entonces le pusimos empeño a esto, nos dedicamos completamente, trabajamos duro y finalmente logramos tener nuestra propia fábrica. No fue fácil pero tampoco imposible, porque nos sacrificamos mucho para salir adelante”, siguió la doña.

Contó que tiene un hijo policía, una profesora de artes plásticas y la otra es alfarera y ama de casa, “nosotros nos sentimos felices porque cumplimos con nuestros hijos, son todos profesionales. Ahora seguimos trabajando para vivir, no nos quejamos de la venta”, dijo.

HORARIO

A las 07:00 ya abren su local en el centro de Areguá y cierran a las 21:00. Para la atención se suelen turnar.

VALOR

Según doña Lucía Ortega, ahora se valora más el trabajo del alfarero. Antes era mucho menos.

15.000 GUARANÍES

Cuesta la alcancía de Whinnie The Pooh que se lleva mucho para centro de mesa. En cantidad se vende a 10.000 cada uno.