Cuando tenía apenas dos años Sandra Gómez (37) sufrió un lamentable accidente que le cambiaría la vida. Mientras jugaba con su hermanita se le derramó agua hervida por toda la cara, parte del brazo y del pecho. Su vida no fue fácil y como estaba llena de cicatrices por la quemadura, a los 18 años empezó a someterse a varias cirugías reconstructivas en el Centro del Quemado, que hoy día le dan un nuevo “rostro” a su vida.

Hasta ahora ya se sometió a trece cirugías reconstructivas, doce en la cara y uno en el pecho. “Me resbalé y un brasero estaba a mi lado, con una pava con agua hirviendo. Me llevaron al Hospital Regional de San Lorenzo, pero el doctor que me atendió me enyesó. Eso hizo que todo se complicara”, contó.

Sus padres la llevaron luego al Hospital del Quemado, donde los doctores no podían creer que otro profesional como ellos la hayan enyesado. La trataron durante años y la advertencia de que viviría con cicatrices estaba desde el primer día, pero había una esperanza. Cuando ella cumpliera 18 podría someterse a cirugías reconstructivas.

Cumplió los 18 años y se hizo la primera cirugía en la cara, era la cicatriz que le dificultaba el habla. Después de años, Sandra ingresó a un programa del Hospital del Quemado, donde le realizaron las demás cirugías reconstructivas totalmente gratuitas. Hoy día se la ve con una cara finita, la que siempre soñó tener.

Luchó contra sus miedos y siguió su vida

A pesar de la situación difícil que Sandra atravesó, nunca se dejó vencer por el miedo y los obstáculos. Estudió Formación Docente, se recibió y ejerció su profesión. Hasta ahora lo hace. Comentó que fue también discriminada por algunas instituciones educativas que por su condición no le dieron trabajo, pero otras puertas se le abrieron.

Sandra llegó a tener pareja, pero todavía no le tocó el hombre indicado. Ahora está soltera y si llega el amor también espera que lleguen los hijos para formar una familia.