Caazapá. Cuando hay que fabricar billetes, los muchachos se inspiran para generar plata de donde sea y como sea. Una viva prueba de ello son tres muchachos que recorren medio país para poder así hacerse de un capital con el cual sobrevivir.

Son dos hermanos y un primo: Joel, David y Enrique Medina. Todo comienza en Ciudad del Este, desde donde vienen en moto hasta la ciudad de Carapeguá, recorriendo unos 320 kilómetros. Allí compran unas frazadas fabricadas a base de hilo, una especialidad de la ciudad.

Una vez que tienen la mercadería lista, vuelven a subirse a sus motos, esta vez con 150 kilómetros por delante para llegar hasta Caazapá. En este destino comienza el trueque. La “cotización” del día oferta dos gallinas por cada frazada. Pasa que las “plumíferas” están a 30 mil cada una; en tanto que por cada colcha piden 60 mil.

Bien “empacaditas” dentro de unas bolsas especiales que tienen acomodan las gallinas; aunque parezca mentira, es sus motos, llegando a transportar hasta 40 de una sola vez.

Cuando todo listo, los espera un recorrido de 90 kilómetros. A una velocidad de no más de 70 por hora llegan hasta la ciudad de Coronel Oviedo, donde por fin se liberan de las “cocoroco” para enviarlas como encomienda a través de colectivos hasta Ciudad del Este.

Irónicamente, ellos siguen el mismo destino, pero en moto. Al llegar a la capital del Alto Paraná, ya tienen el producto vendido. Los billetes se transformaron en hilo, estos en plumas y, por último, nuevamente en el dinero que mantendrá a sus familias. Sacrificio, sudor, riesgo, travesía y mucho más para tener una ganancia que les deja vivir con dignidad.