Luego de la difusión de una carta dirigida a los jóvenes firmada por el Arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, donde minimiza una denuncia realizada por una joven por acoso sexual contra el cura Silvestre Olmedo, de la parroquia de Limpio, se desató una tormenta de críticas sobre la postura de la Iglesia que está sacudiendo las sotanas.

La carta dice, entre otras cosas, que “no hay que hacer de una piedrita, una montaña” y que el cura denunciado, que aceptó su culpa, “reparará el daño moral mediante ejercicios espirituales”. También pide que las denuncias se realicen antes a las autoridades eclesiales. Olmedo ya fue imputado por “coacción y violación a la autonomía sexual” tras la denuncia de la joven víctima.

Una de las organizaciones que salieron a criticar duramente la carta fue el Partido Kuña Pyrenda, que también -comunicado mediante- exigió “que las autoridades eclesiales dejen de encubrir a los sacerdotes responsables de hechos de acoso y abuso sexual” y que “antes de emitir tibios y vergonzosos comunicados, cartas y posicionamientos para frenar las denuncias, las iglesias pidan perdón a las víctimas de acoso y abuso sexual por parte de miembros de las mismas, así como a la sociedad en general por tanta hipocresía”.

Melanio dice que también “hay negocio”

En medio de la tormenta, monseñor Mario Melanio Medina, obispo de Misiones y Ñeembucú, puso más leña al fuego tras unas declaraciones realizadas ayer en las que afirma que las denuncias por acoso y abuso contra miembros de la Iglesia son también “una manera de hacer negocio”.

“El problema es que acá cualquier cosa empiezan a denunciar, de hace 10 años. Se convirtió, pues, esto en una manera de hacer también negocio”, dijo el representante eclesiástico.

Medina se mostró, sin embargo, a favor de la investigación y de no minimizar los casos, aunque hizo referencia a los abogados que supuestamente toman este tipo de casos porque “hay plata”.

LA CARTA

La polémica misiva escrita por el arzobispo Edmundo Valenzuela está llamativamente dirigida a los jóvenes. Comienza calificando el caso de acoso como “un gesto de indecoro”.

LA PENITENCIA

La carta explica el sacerdote “se dispuso a reparar el daño moral mediante los ejercicios espirituales y una vida austera durante el periodo de investigación canónica”.

DIFUSIÓN

En otro punto, la carta pide a los jóvenes que “cuidemos la información de un hecho similar para evitar daños mayores, producidos por la difusión en los medios de comunicación”.