• EN PLENA CALLE. “Condorito” coloca su mesita, silla y elementos para “el recorte” a clientes que en fila esperan por él

FERNANDO DE LA MORA. Con mochila al hombro, un quepis para aguantar el intenso calor, ropa cómoda y subir a los micros es una actividad a la cual Inocencio Cáceres -un vendedor ambulante- está acostumbrado a hacer todos los días, ya que de esa manera puede llevar el pan diario a su casa.

Tantas son sus ganas por querer salir adelante que pasado el mediodía “Condorito”, como lo apodan sus conocidos, en plena vereda sobre la avenida Defensores del Chaco, cerca del Mercado de Abasto, saca una silla de madera, tijera, peine y su maquina de cortar cabello para empezar a peluquear a las personas que ya están formando fila esperando que abra su pequeño negocio.

“Desde niño me gustaba cortar el cabello, antes cortaba todo mal y después empecé a estudiar de noche, mientras que de mañana vendía chipa”, contaba el karai multifacético, quien también es zapatero.

Condorito aseguró que ante las situaciones de necesidad vividas hoy día tiene tres trabajos y puede ser el sostén de su familia trabajando de manera honesta todos los días.

“Hay que trabajar para salir adelante y poder llevar el pan diario a mi casa, no me quejo de mi trabajo porque hasta los domingos atiendo también la peluquería en mi casa”, terminó diciendo Condorito cortando el cabello de uno de sus clientes.