ITAPÚA. Doña Rosa Mendoza cumplió hace poco 72 años de vida. Ya superó el cáncer de útero y problemas del riñón. Hoy, a medida que va atravesando la tercera edad, lo único que quiere es ver a su hijo desaparecido, pues de los 8 que tenía, el mayor y la menor ya fallecieron en diferentes circunstancias. El anhelo de una madre de poder reencontrarse con su hijo no tiene comparación.

Rolando Quintana Mendoza, de Obligado, departamento de Itapúa, había cumplido con el Servicio Militar Obligatorio y al regresar a casa les había dicho a todos que iría a Asunción para retirar algunos documentos. Pero nunca más volvió. Según creen sus hermanos, él se habría enojado con la familia porque su padre golpeaba mucho a su mamá. Ambos padres más adelante se separaron.

Su hermana Delfina Quintana omombe’u que pasaron 24 años de que su hermano se fue, pero hace 10 años habría logrado conversar con él vía teléfono. El karai le contó que vivía en Caaguazú ndajeko y que ahí tenía su familia. Le dijo que volvería para visitarlos pero eso nunca pasó. Lo triste es que no poseen ninguna fotografía de él. Su mamá lo espera más que nunca para poder volver a juntar a toda su familia. Los que posean algún dato sobre Rolando Quintana, quien supuestamente vive en Caaguazú, pueden comunicarse con su hermana Delfina al (0994) 85 50 70.

Se fue por un malestar con su papá ndaje

Mañana es el cumple número 82 de don Martín Quintana, papá de Rolando, a quien supuestamente no podía ver ni en pintura porque maltrataba a su propia esposa, o sea su mamá. Su hermana Delfina he’i que esta podría ser la única razón por la que “Rolo” haya escapado de la casa. También explicó que sus padres se separaron 4 años después de la desaparición de “Rolo”.

Delfina omombe’u avei que su mamá es re-guapa porque, tras eternas sesiones de quimioterapia, logró vencer al cáncer de útero y se logró recuperar de problemas renales.

Eran ocho hermanos, pero dos de ellos ya fallecieron

A doña Rosa Mendoza le pesa el corazón porque no puede ver a su hijo. Ella tuvo 8 hijos. El mayor de todos, quien había quedado como cabeza de familia cuando sus padres se separaron, falleció hace tres años en un accidente de tránsito. El manubrio de su motocicleta se había roto y él fue a parar por el cordón de la vereda. Su muerte fue instantánea.

Mientras la menor de todos, Susana Mendoza, a los 18 años se encontraba lavando la ropa en la pileta, cuando repentinamente cayó al suelo sin signos de vida. A tan corta edad le había dado un paro cardiaco.