Sin duda alguna, la muerte se convierte en el sostén diario de otras personas que todavía luchan por una vida, un futuro, por una familia. Es así que hay vendedores que rodean los cementerios con años de experiencia que ofrecen todo tipo de cosas que tengan que ver con la muerte de algún familiar que termina siendo sus clientes.

Frente mismo al Cementerio del Sur, en la entrada que está sobre la avenida Fulgencio Yegros de Barrio Obrero, se puede observar a aproximadamente 10 personas que se dedican a la venta de flores, cruces, lápidas, ere eréa y hacen trabajos extras para solventarse.

Uno de ellos es don Samuel Martínez (52), quien hace 45 años que vende flores ahí. Desde chiquitito empezó con su mamá, pero para hacer más platita comenzó a vender las cruces y ahora también él mismo hace ahí las placas que van en las cruces con las inscripciones que deben llevar. Aparte, es plomero y hace trabajos de refrigeración.

“En 30 minutos está la placa, lleva el nombre, apellido, fecha de nacimiento, de fallecimiento y el INRI arriba. Cuesta 30 mil solo si se pide la placa, si me piden con la cruz los precios van de 90 a 150 mil”, contó.

Comentó que tiene dos hijas y una hijastra a quienes hace estudiar. Dos están todavía en el colegio y una estudia Hotelería y Turismo en la Facultad.

Vende flores y cuida coches, a la vez

Doña Candelaria Rodríguez (79) desde chiquitita también detrás de su mamá fue hasta el lugar a ayudarla a vender flores. Hoy día ella es la dueña del puestito y como las ventas andan muy bajas, aparte cuida los vehículos de los que estacionan en la zona para poder sobrevivir, he’i.

“Son varios años ya, me gusta hacer lo que hago, somos gente trabajadora y vivimos en una casa de madera con mi marido acá cerca; entonces trabajamos para vivir y como hay poca venta de flores, yo cuido coches, ese lo que me salva todito”, contó la kuñakarai.