• SOLTERO. Nunca se unió en matrimonio ni tuvo hijos porque la vida así lo quiso he’i, y eso permitió que se dedique mucho más a su profesión de chofer. A modo de broma, dijo que dio el “sí”, pero a su micro

Hace 40 años, don Miguel Ángel Candia (56) es chofer de colectivo. Aún no terminaba el colegio pero la vida detrás de un volante ya comenzaba a seducirlo. Tanto, que no dudó en entregar su vida a eso que realmente ama.

Con la edad que tiene, muchos se imaginarán que es un señor casado, con hijos y una vida familiar hecha… Pero no. Don Miguel sí tiene un compromiso pero con su trabajo, según lo relató. Comentó a Crónica que nunca tuvo la “dicha” de casarse y que por lo tanto siempre vivió y sigue viviendo para su trabajo.

“No tengo hijos, soy soltero y vivo solo. No formé una familia digo yo porque no me tocó, por eso mi familia es mi trabajo, estoy casado hace 40 años, pero con mi trabajo”, relató el experimentado chofer.

Contó que siempre amó la profesión, tanto así que renunció a su profesión de electricista y mecánico para hacer lo que realmente le gusta.

“Yo estudié luego para ser electricista y mecánico y le veía a mis hermanos trabajando de choferes, entonces también quería hacer eso. Después ellos me llevaban y así empecé a manejar y me gustó, desde siempre, me gusta hacer lo que hago” he’i.

Dijo que tanto es el amor que tiene por su trabajo que eso hace que sea muy amable con la gente. “El chofer que es amable con el pasajero es primero porque es educado y segundo porque le gusta lo que hace. Nunca tuve problemas con los pasajeros y si hay alguno argel, mejor nomás evitarlo” he’i.

Don Miguel siempre manejó micros de corta distancia, ahora mismo está con la empresa “Villa Serrana” yendo a Tobatí y sale de la mencionada ciudad a las 03:40 de la madrugada y vuelve al mediodía, de lunes a sábado, ya que el colectivo que él maneja no funciona los domingos, he’i.

“Una vez hice de partero y todo de una pasajera”

Don Miguel, dentro de las miles de experiencias que contó, dijo que una de las que nunca olvidará es la siguiente: “Una vez hice de partero y todo de una pasajera, cuando trabajaba en otra empresa era. La señora estaba embarazada y de repente parece que se le rompió la bolsa mientras manejaba y le asistimos con los pasajeros. No había de otra, teníamos que ayudarle a tener su bebé porque ya venía”, empezó.

Comentó que en otras ocasiones también ya le tocó auxiliarles a pasajeros que de repente se desmayaban en el colectivo o cosas así. “Nosotros hacemos de todo, tenemos que hacer porque somos seres humanos pues”, dijo.

Como no todo es color de rosa, no pudo dejar pasar los momentos desagradables que ya le tocó. “Fui asaltado dos veces, la última vez fue como hace 4 años y ahí me asaltaron tanto a mí como a los pasajeros. De eso es difícil librarse, si te toca te toca. Recuerdo que me apretaron por la cabeza la pistola y no quedaba de otra, tuve que darles mi recaudación”, contó.

“Nosotros salimos en el nombre de Dios”

Juan Isidro Argüello (47) es chofer en la empresa “Caraguatay” y tiene ya 12 años de experiencia. Comentó que todos los días antes de salir rumbo a la terminal lo hace “en el nombre de Dios”, debido al peligro a que se exponen en las calles.

“Ahora en todos lados es peligroso, tanto por la cuestión de los asaltos como los accidentes, entonces nosotros antes de salir lo hacemos en el nombre de Dios”, empezó relatando. Dijo que nunca lo asaltaron, pero que ya tuvo una mala experiencia por la que espera no volver a pasar nunca más.

“Fue hace un año, una camioneta estaba frente a unos motociclistas y de repente se abrió la puerta de la camioneta (en marcha) y el motociclista con su acompañante chocaron por la puerta y yo les pasé encima ahí ya no hubo caso, no pude frenar más”, dijo al tiempo de reprochar que la imprudencia de otras personas les puede alcanzar a ellos.

Aseguró que ya se lo desligó de toda responsabilidad por la forma en que se dieron los hechos y siguió trabajando de manera normal. Más de 30 años que estoy en esto y gracias a Dios nunca tuve inconveniente. Siempre tuve un amor hacia los niños.