• MIRÁ VOS, CHE. Expertos cuentan que muchos políticos ya pasaron por sus locales

EN LA PIEL. Esos adornos corpóreos que significan algo para el que los tiene, por ejemplo una fecha importante, un hecho que marcó o el nombre de ese ser muy especial, hijo, madre, papá o el nombre o rostro de algún “chuli” que tuviste son una moda.

El dilema está en arrepentirse del tatuaje hecho. “El 80% de los tatuajes que hacemos son de tatuajes arrepentidos” omombe’u Carlos Vázquez, propietario de una casa de tatuajes ubicadoa en Fernando de la Mora. Si bien son muchos los clientes que van con un diseño elegido para que se lo impregnen para siempre en la piel, son varios también los que van a pedir socorro para arreglar un trabajo mal hecho o simplemente tapar el nombre de su chico’i o chica’ikue.

Esteban Labrador, otro tatuador que viene haciendo plata con el arte de pintar sobre la piel, comentó que arreglar un tatuaje simple mínimamente cuesta 250 mil guaraníes. “Muchos se arrepienten porque son trabajos mal hechos. Si te ponés a mirar un trabajo de hace 20 años atrás y mirás uno de ahora, es mucha la diferencia en la calidad del trabajo”, he’i Esteban.

El profesional cuenta que son muchísimos los que acuden para arreglar su tatuaje. Se podría decir que gracias a estas personas tienen laburo asegurado, pero de todas formas recomiendan que analicen bien lo que se tatuarán, porque después ndaipóri vuelta atrás.

Los tatuados son “almas vacías”

En el quinto día del novenario a la Virgen de Caacupé del año pasado, cantidad de personas lalaron por lo que había dicho monseñor Claudio Giménez en su homilía. El pa’i guasu he’i voi que los tatuados son personas “de almas vacías” ndaje.

“¿De qué sirven los tatuajes?”, preguntó monseñor Giménez a los miles de peregrinos -especialmente jóvenes- que acudieron esa noche a la misa. “Los tatuajes hablan de un alma vacía”, le bajó el obispo de Caacupé aquella vez. El rollo saltó a comentar en las redes sociales sobre el caso, diciendo que lo dicho por el religioso era muy exagerado. “El mensaje se da con el testimonio y no con tatuajes”, expresó también monseñor Giménez en otro momento de su homilía.

Varios políticos

Consultado sobre el tabú de que las personas tatuadas son delincuentes y de mala vida, Esteban respondió que mermó más el tema. He’i que siempre habrá personas de “mente cuadrada” que dirán que los tatuados son todos malandros. Upéicha avei, omombe’u que ya tatuó a montón de personalidades como modelos, periodistas, conductores de programas televisivos y políticos como intendentes, senadores y diputados.

Cuenta que ya fueron de todos los signos políticos, pero a muchos no se les nota porque andan siempre trajeados. Dijo que los tiempos han cambiado y que las personas son más tolerantes con este tema, y ya no discriminan tanto a una persona con tatuajes, en comparación con tiempos anteriores.

Sale más caro “borrarlo”

Son varias las recomendaciones a tener en cuenta antes de tatuarse y evitar posteriormente someterse a nuevas sesiones para cubrirlo o borrarlo. Aparte de las condiciones básicas de salubridad, en primer lugar tener el diseño adecuado que tenga algún significado para uno; segundo, escoger bien la zona del cuerpo en el que será colocado; tercero, elegir quién será el tatuador que realice el trabajo.

“Si uno sigue esos tres consejos, difícilmente se arrepentirá de la decisión tomada”, según Jean Jacques de Magalhaes, un tatuador conocido. Otro aspecto importante es no dejarse llevar por el costo. Jean refiere que en promedio un buen tatuaje tiene un costo aproximado de G. 170 mil en adelante, dependiendo del tamaño.