• DE TERROR. Don Ramón, karai que aguantó una semana viviendo en la casa, aseguró que no sabe qué es, pero de que hay movimientos y ruidos raros hay todas las noches

Enviados especiales. Belén Vázquez, Osvaldo Escobar y Miguel Jara

ÑEEMBUCÚ. A escasos metros del río Paraguay, en la tranquila localidad de Villa Oliva, en el departamento de Ñeembucú, se encuentra una antigua casona conocida por los antiguos pobladores de la zona como “la casa embrujada”, por los constantes ruidos que se escuchan allí apenas el sol se esconde.

“Es una casa muy vieja, hace años que está en el lugar, no se deteriora luego, pareciera que nunca se va a descomponer”, dijo don Ramón Aranda (72), karai que vive en la ciudad de la pesca desde hace más de 50 años.

Ramón, quien trabaja como pescador en la zona, contó que cuando se mudó recién a la ciudad, hace más de 40 años, vivió una semana en la antigua casona y dentro de ella pasó momentos terroríficos que hasta hoy recuerda y que no sabe cómo explicar.

“Yo trabajaba en una panadería ahí al costado y cuando llegué recién a la ciudad tuve que ver dónde quedarme hasta encontrar otro lugar. Me quedé ahí una semana, y todas las noches escuchaba ruidos, hasta incluso movían mi cama y no había nadie más, solamente estaba yo”, contó don Aranda con voz ronca, recordando aquellas noches de miedo.

Don Ramón estaba acompañado de su amigo Manuel Coronel (59), quien también contó que en su niñez una sola vez pasó por la cuadra de la casona, ya que en una de sus escapadas de travieso, escuchó ruidos fuertes, como si fuera que una persona golpeaba con un hierro la pared de hacia adentro. Pero no había nadie. “Corriendo salí de ahí, porque yo sabía que no vivía nadie en la casa”, terminó diciendo Coronel.