CIRO ACUÑA. Especial.

Caazapá. Una verdadera batalla libró el cuerpo médico del Hospital Regional de Caazapá para salvarle la vida a un bebé recién nacido, quien durante menos de una semana estuvo luchando con todas sus fuerzas para no irse de este mundo.

El chiquito, que nació en su casa con un parto natural, era el noveno hijo de una pareja, pero su llegada no fue como se esperaba ya que las complicaciones se hicieron presentes. Llegó al nosocomio a las 21:00 horas del pasado jueves. Los matasanos trataron a toda costa de mantenerlo con vida hasta tanto se consiguiera una cama en terapia intensiva que es lo que necesitaba con urgencia.

Entre otras cosas, y dentro de las precariedades y limitaciones con las que se manejan, le hicieron respiración artificial de manera manual, ya que el hospital de Caazapá no cuenta con un aparato para el efecto. A medida que iban pasando los turnos se turnaban para atender el bombeador.

Finalmente, en horas de la tarde se consiguió un lugar y una ambulancia para trasladarlo. Salieron como un rayo con destino a la salvación, pero apenas al pasar Villarrica, cuando aún no tenían ni cien kilómetros de recorrido, hubo que volver al punto de partida: el corazoncito del peque había dejado de latir.

En medio de un marco de desesperanza y profunda tristeza, los papás hicieron los papeleos correspondientes de la defunción, para que luego les sea entregado el cuerpito en una cajita de cartón, salvaje y crudo relato de la situación en la que aún siguen viviendo algunos compatriotas.