AREGUÁ. Al ver llegar a los perros al Instituto Nacional del Cáncer (Incan), los niños que padecen de esta enfermedad en compañía de sus padres ya empiezan a alborotarse al querer tener en sus brazos a los animalitos. Es el inicio de una de las sesiones de canoterapia, una nueva terapia que se ha empezado a poner en práctica con los chicos del centro de salud.

Paseando a Pia, una perra labrador, en compañía de un pacientito, Diego Torres (32), el impulsor de esta terapia, contó que el objetivo principal de este tratamiento es ayudar en el estado emocional del pequeño, trabajando mucho en lo psicológico como también en lo físico.

“Promovemos ejercicios de estimulación tanto física como psicológica, el beneficio se ve en el instante, ya que las emociones del niño cambian rotundamente una vez que empieza a estar con el perro”, explicó Diego, resaltando que trabaja codo a codo con su hermana Delia, quien es licenciada en Fonoaudiología.

El especialista en la terapia contó que gracias a una experiencia como esta él pudo salir adelante de una gran depresión que tuvo tiempo atrás y una vez sanado empezó a indagar sobre el tema y descubrió el impacto que recibió al tener a un perro cerca de él. “La canoterapia comenzó conmigo, conviví con la depresión durante mucho tiempo. Mi experiencia con los perros fue en la parte emotiva, afectiva y emocional, ahí encontré mucha información, no solo de pacientes con depresión sino también para aplicar a otras enfermedades y terapias”, terminó diciendo el joven.

“Cambió mucho su estado de ánimo desde que inició”

Nélida Bogado, mamá de uno de los pequeños que asisten a la terapia, contó que desde que Jorgito, su pequeño niño que padece de esta enfermedad, cambió rotundamente ya que su estado de ánimo no es el mismo de siempre y se siente feliz con solo pensar que podrá ver y tocar a los caninos.

“Él está superfeliz, veo un cambio buenísimo en él, resulta la terapia y cuando me enteré de esto no dudé ni un segundo para ser parte de esto” decía la doña.

Resaltó, además, que el trato que dan los licenciados a los niños es muy admirable ya que les trata con amor y paciencia a todos.

Once chicos realizan la experiencia

Los lunes y viernes, de 9 a 11 horas es el horario de esta noble terapia que ayuda a más de 11 niños, quienes asisten a la misma. Esto para Diego y Delia era un sueño que se convirtió en realidad y fue posible gracias al apoyo del director del nosocomio, quien quedó encantado y ya estaba informado sobre la terapia canina, que ya se realizó en otros países del mundo.

“Todo fue un sueño, hasta que se hizo posible, ahora queremos que esto se extienda más y hasta incluso que llegue a las casas educativas también. Esto solo es una semilla que debe tener sus frutos después”, terminó diciendo Torres.