René Medina (51) llevaba una vida normal. Empezó de muy abajo con su señora y juntos pudieron construir su familia y un gran negocio que hoy es el pan diario de todos. Todo parecía estar bien en su vida, hasta que un día, a causa de la diabetes, le tuvieron que amputar parte de una de sus piernas y dos años más tarde, la otra.

Aunque nada fue fácil para él, no permitió que la situación le sobrepase. René decidió volver a lo que antes de casarse hacía para ganarse la vida. El pinta pasacalles y tiene varias empresas con las que trabaja. “Hago esto para no decaer, para sentirme útil y no estancarme. Mi condición no es una barrera para mí”, contó a Crónica.

“Las personas deben saber que esto no es ningún impedimento para salir adelante. Yo puedo valerme igual por mí mismo, yo me movilizo solo, soy muy independiente en muchas cosas. Hay cosas en las que me ayudan, pero en líneas generales puedo solo porque me propongo”, dijo.

Explicó que fue muy pero muy importante el apoyo familiar en todo el proceso. “El apoyo de la familia es fundamental. Mis hijos y mi señora son el pilar más grande que tengo. Mi señora es una gran mujer, no permitió que decaiga en ningún momento. Siempre me demostró su amor, a pesar de la situación”, aseguró. René y su familia viven en Capilla del Monte, compañía de la ciudad de San Lorenzo.