• LA IMAGEN. Un taxista subió una foto en las redes contando que un parto ocurrió en su auto, mientras llevaba a toda bala a la mamá hasta Santaní. Aquí su historia, la de un héroe anónimo

Salomón Vallejos no tiene capa ni antifaz, pero tiene un feroz corazón. El viernes pasado, una mujer indígena embarazada estaba con fuertes contracciones y él acudió con su taxi para llevarla a un centro asistencial de Santaní, ya que en su pueblo, Yrybucuá, no podían hacer el servicio. En 30 minutos, recorrió 50 kilómetros hasta llegar al hospital más cercano donde dejó a la mujer, pero el bebé no pudo esperar, ya apenas al iniciar el trayecto, vino al mundo en el asiento de atrás del taxi.

La mujer, que fue identificada como Wilma Aguinagalde, fue asistida por una enfermera y una obstetra de un puesto de salud de Yrybucuá, que también participaron de la hazaña. “Ha’e (Wilma) ojupi ha che amboty la puerta, ha upéi katu la enfermera he’i chéve ‘eha’âróke porque imembytama’. Upépe oúma la mitã”, contó en guaraní Salomón, de 28 años, que aparte de prestar servicios a los más necesitados, es guitarrista y peluquero.

Salomón tiene una peluquería unisex donde trabaja toda su familia. El hombre de buen corazón es conocido por asistir siempre a los que menos recursos tienen, prestando su servicio de taxista. “A veces me llaman a la noche y yo me voy para el que necesita”, he’i. Omombe’u que trabaja con el intendente de su ciudad, quien es el que le suele pedir los favores por alguna persona de escaso recurso, y el mismo intendente se hace cargo del costo del traslado.

El bebé está supersano

La doctora Lourdes Jara Benítez, directora del Hospital Distrital de Santaní, comentó que tanto la madre como el niño llegaron en óptimas condiciones gracias al buen e inmediato procedimiento de la enfermera y la obstetra. “Llegaron superbién ambos, se les hizo lo que correspondía. Ella vino sin ningún estudio previo, pero vino con una obstetra, por eso no les pasó nada malo”, explicó.

Las parteras dejaron un poco de platita a la mamá

Salomón he’i que fue la primera vez que le ocurre algo así en su vida de taxista. Avei, omombe’u que una vez que llegaron al hospital, la enfermera y la obstetra le dejaron algo de plata a Wilma, que no tenía un solo guaraní, literalmente. “Ni okaru haguã ko anga ndorekói ha’e”, he’i. Dijo también que el marido de la señora le acompañó hasta el hospital. La localidad es una zona de extrema pobreza.

La nativa había sido atendida en un precario puesto de salud de su localidad. “Acá el puesto de salud funciona hasta las 15:00 hs nomás por ahí, de lunes a viernes, sábado y domingo ya no tenemos doctores”, omombe’u.

Le corta el pelo al rollo y le gusta tocar guitarra y cantar

“Che peluquero avei, unisex. Areko la che peluquería che rógape”, omombe’u Salomón quien había sido es bueno con las tijeras. Contó que en el negocio trabaja toda la familia con lo que generan importantes ingresos económicos. Avei ejecuta la guitarra y canta. Un hombre que hace de todo un poco.

Su caso se dio a conocer luego de que él mismo publicara una selfie desde su taxi trasladando a sus pasajeros. “En el último semáforo antes de llegar paré y ahí me saqué la foto”, omombe’u.

A toda bala

Tuvo que meterle para poder llegar al Hospital Distrital de Santaní y aunque el bebé no esperó, pudo llegar a tiempo para que la mamá sea atendida.