Los visitantes del Cementerio Municipal de Mariano Roque Alonso siempre cuentan a los trabajadores del lugar sobre experiencias con seres extraños y movimientos raros o de fantasma que se les aparecen de repente ndaje. Y de tanto que okyhyje la gentekuéra, le confunden hasta a los albañiles del camposanto con los póra y en algunos casos hasta salen corriendo. “No somos fantasmas, solo somos albañiles”, se defienden.

“A muchos compañeros ya les pasó, porque nosotros estamos dentro de los panteones o fuera trabajando por ellos y a veces se confunden y salen corriendo” contó Emilio Riveros, quien hace 10 años trabaja en el lugar. Don Pedro tiene ya 25 años de antigüedad allí, y comentó que a él ya le pasó e incluso quiso tranquilizar a la persona pero no hubo caso.

“Yo estaba haciendo un depósito (panteón), estaba azulejando adentro y para eso saqué el cajón y puse ahí al costado. De repente pasa una señora y dice ‘mañamína la cajón ápe okápe’ y se fue cruzando de costado, y vio parte de mi pie afuera y socorro pidió, salió corriendo. Yo le hablé y le dije a la señora que estoy trabajando nomás, que no soy ningún fantasma, pero no me escuchó más”, recordó entre risas.

Los trabajadores dicen que hace añares que trabajan allí, pero que nunca escucharon nada raro. “A lo mejor la gente ya viene con el miedo y creen que ven o que escuchan”, dijo el trabajador.

Mermó el trabajo porque ya no hay lugar

Don Fidelino Martínez trabaja hace 11 años ya en el cementerio de Mariano y comentó al igual que sus otros compañeros que es menos el trabajo, ya que no hay más terrenos para nuevos panteones y entonces se dedican más a las refacciones o a construir sobre los panteones que ya están.

“La Municipalidad puso ahí un lugar aparte que son espacios más chicos para los que les falta lugar, pero de esa parte ya se encargan ellos. Nosotros somos independiente de ellos, trabajamos por nuestra cuenta y por eso es menos el trabajo”, he’i.

Alcides Riveros hace 10 años que está ahí como albañil y comentó que tanto él como sus demás compañeros trabajan en otra parte, en otro horario, por lo que pueden salvar el pucherito.

Tomó de “castigo” trabajar en el camposanto

José Moreira es encargado del camposanto hace tres meses y comentó que cuando le dijeron que debía trabajar ahí era como un castigo para él. “Yo tomé como un castigo porque se dicen muchas cosas del cementerio. Yo estaba en la Municipalidad pues. Pero después me explicaron que no es así, que es porque necesitaban un funcionario de confianza”, dijo.

Explicó que hasta el momento no se topó aún con ningún póra, pero que hay mucha gente que cuenta de sus experiencias. “Dicen que hay movimiento, que ven a una mujer con vestido blanco o escuchan voces pero yo nunca vi nada acá”, explicó.