Hola Rocío, estoy desesperada, mal, triste, no sé qué hacer. Por favor, dame un consejo para aliviar mi alma. Soy separada hace 10 años de mi marido, pero sigo teniendo relaciones con él, cosa que me amarga la vida.

Ahora vivo con mi mamá y mis hijos, pero salgo con él de vez en cuando y es eso lo que ya no quiero hacer, pero no tengo otra alternativa más que aceptar estar con él porque me ayuda económicamente, por eso él se cree, por más que hace un tiempo ya tengo un buen trabajo no puedo dejarme de él, es que no me deja en paz.

Si no me llora, me suplica y yo no puedo decirle que no, por más que a veces me maltrata en palabras. Nunca me pegó, aunque preferiría que me pegue, a que me diga todo lo que me dice. Me callo por mis hijos, no quiero que ellos pasen por malos momentos, no quiero que ellos sufran.

Quiero ser una mujer normal, tomar mis propias decisiones, salir aunque sea a mirar por ahí y no puedo. Mis hijos ya son todos grandes, pero siempre están pendientes de nosotros, siempre les hice crecer ocultando la realidad, es decir para ellos está todo bien entre su papá y yo, pero ahora ya no aguanto fingir.

Aceptan que vivamos separados y que nos veamos de vez en cuando porque por nada del mundo quieren que yo tenga otro y siempre me pide que vuelva con su papá, ¿cómo hago para cambiar a mis hijos?

SONIA, DE J.A. SALDÍVAR, 40 AÑOS.

RESPUESTA: Gracias por animarte a escribir y compartir una parte de tu historia en esta página armada con toda la buena intención de que sea un canal para aquellas cosas del corazón, muchas veces invisibles a la razón. Supongo que tienes todas las respuestas, pero no te animas a volverlas realidad, a salir del cascarón y ser una mujer de verdad, no un títere que mueve el viento. Nadie más que vos vive, piensa y siente; así que, si no te gusta alguna situación, date cuenta que tenés el poder de cortar con lo que te hace tanto daño. Por guardar las apariencias no vale la pena ser una esclava, tenés derecho a ser feliz, elegir a quién amar y ser amada. Ninguna plata o ayuda del mundo debe quitarnos aquello que nos pertenece: la tranquilidad. Empezá a abrirles los ojos a tus hijos, ellos sabrán entender, es mejor hablar con la verdad a que sigan viviendo en una burbuja y tratá de elegir tu propio camino.