• AUXILIO SALVATORE. El colectivero no dudó un segundo en desviar su camino y llevar a la parturienta hasta el hospital más cercano.

CAACUPÉ. Las contracciones que anunciaban la llegada de su bebé se hacían cada vez más pronunciadas. “Ya viene, ya viene”, gritó Clara Cabañas (31) a su marido, Lucio González, mientras ambos se encontraban descansando en su casa ubicada en un asentamiento de Caacupé.

El don tomó coraje y en medio de la alegría por ser padre y la angustia de que todo salga bien, agarró cuidadosamente a su señora y fueron a la parada de bus donde abordaron un micro de la empresa “Villa Serrana” rumbo al Hospital de Caacupé. “Es todo lo que tengo por favor, llévenos igual”, dijo don Lucio al chofer José Vera, pasándole unas monedas que no alcanzaba la totalidad del pasaje. “Adelante, no hay problema”, fueron las palabras del amable colectivero.

Sin embargo, la beba estaba decidida a salir y no dio tiempo de nada a su mami. El micro apenas hizo unas cuadras cuando Clara ya no pudo más.

Al ver la situación, don Vera, no dudó un segundo: pidiendo permiso a los demás pasajeros, pisó a fondo el acelerador, cambió el recorrido y fue frente mismo al hospital de Caacupé para que rápidamente Clara pueda encontrar asistencia médica.

Pero en el trayecto, un llanto hermoso se escuchó en el pasillo del bus. “De no ser por el chofer que desvió su camino no se que pudo haber pasado.

Fue un verdadero héroe que nos salvó ambas, ya que el cordón umbilical se lió por mi hijita y los doctores lograron auxiliarnos a tiempo frente al hospital. Ojalá algún día lo pueda volver a ver para poder -junto con mi esposo- darle las gracias por lo que hizo por nosotros”, dijo Clara.

Peque

La pequeñita que nació es el tercer hijo de doña Clara.

“Al escuchar su llanto lloré de emoción en el pasillo del bus”

“Cuando me dijeron que es una pequeñita hermosa me alegré mucho y al escuchar su llanto lloré de emoción en el pasillo del micro”, dijo doña Clara. “No esperaba que mi hija llegue de esa manera, pero se dio así y estoy agradecida a Dios por esta hermosa princesa. También doy gracias a toda esa gente anónima que me ayudó al momento de traer a este bebé a bordo del micro”, dijo. “Hasta ahora no nos decidimos qué nombre ponerle, pero sin dudas va a ser uno especial acorde a lo que vivimos”, dijo. “Gente buena se cruzó en nuestro camino. No cualquiera haría lo que hizo el chofer por nosotros”.

“Me acordé de mi familia en ese momento”

A veces, el destino nos coloca en las circunstancias menos esperadas y nos pone a prueba con situaciones muy difíciles. Sin embargo, muchas de ellas pueden ser realmente emocionantes y más allá de las dificultades dejan bellos recuerdos que durarán toda la vida.

Es así como piensa don José Vera (42), el chofer héroe, protagonista de esta historia, quien sin esperarlo tuvo la importante misión de salvar la vida de una recién nacida y su madre. “Al ver lo que pasaba, me acordé de mi familia en ese momento. Pedí permiso a los pasajeros para desviar el trayecto, no dudé en hacerlo”, dijo. “Verla nacer en el pasillo del micro fue algo que me emocionó hasta las lágrimas. Los doctores actuaron y asistieron rápidamente a ambas”, agregó.

Ambas están sanas, dijeron desde el hospital de Caacupé

Según datos recibidos desde el nosocomio, el doctor Julio Vázquez, médico de urgencia, subió al micro para ayudar a la mujer y se encontró con una grave complicación, pues el bebé tenía el cordón umbilical alrededor del cuello, lo que le asfixiaba. Pero gracias a la buena labor del profesional y su equipo, se pudo salvar su vida.

Además, destacaron lo realizado por el chofer que acercó justito a la mujer hasta el hospital. “Ambas están sanas y muy bien. Se encuentran en la sala de recuperación. Mañana (por hoy) ya estarían saliendo de alta”, dijo la directora del hospital de Caacupé, Dra. Carmen Almirón.

Buen peso

La beba llegó a este mundo con un peso de 3,290 kilos. ¡Ñambeña!