• FAMILIA. Son cinco hermanos y la mamá los que tienen esta condición de no poder hablar ni escuchar. Uno de los hermanos pide limosna en la Terminal

ITAPÚA. Doña Luisa (50) nació en su bella ciudad de María Auxiliadora, Itapúa, sin poder hablar ni escuchar. Pero sus limitaciones no fueron obstáculos para que ella siga batallando. Formó una familia con seis hijos, pero cinco de ellos heredaron el mismo problema congénito que ella tiene. Uno de ellos debe “caminar” con las manos por la deformidad de sus piernas. Pese a ello la kuñakarai le “heredó” un lenguaje que va más allá de las palabras: el del amor y el sacrificio.

Antonio (23), quien además está imposibilitado en las piernas, es quien sale a diario a buscar el pan diario. Se coloca en la parada de ómnibus de la ciudad y pide ayuda de la gente.

Todo empezó cuando su padre, hace tres años murió de una enfermedad. En ese momento tuvieron que mudarse con la hermana mayor Antonia (31), quien por fortuna no heredó la condición. Ella comentó que su hermano y su marido son los que salvan el pan diario de toda la familia. “Somos ocho en mi casa en total, porque estamos mi marido, mis dos hijos, tres de mis hermanos y mi mamá. Tengo otro hermano sordomudo también, pero él está trabajando en costura en Brasil. Mi marido trabaja en un supermercado y salvamos para comer todos y para el alquiler, pero no para ropa ni frazada”, relató Antonia.

Idalina (15), Rufino (20), Antonio (23) y su mamá Luisa son los que viven con ellos. Su hermano Tomás es quien está trabajando en el extranjero, también sordomudo.

Sus compañeros de la parada le sorprendieron por su cumple

Antonio sale a diario de su casa y va hasta la parada que está frente a la terminal local para ver qué puede juntar de platita para el pan diario. Justamente este martes fue su cumpleaños, y sus compañeros de la parada (vendedores, quinieleros, ere eréa) le prepararon una sorpresa en honor al gran aprecio que le tienen.

“Organicé todo esto con mis compañeros porque sabemos que a él le gusta las sorpresas, la torta, los globos, cosa que él nunca tuvo en su casa. Él se merece porque hace lo que puede por su familia y no quisimos dejar pasar”, contó doña Ramona, una de las casilleras. Contó que se confabularon con su hermana para que lo traigan después de su hora habitual y Antonio hasta lloró de la emoción por tanto cariño.

Ayuda

Ellos piden al Gobierno un lugar digno donde vivir. La gente que quiera ayudar puede llamar al: 0986-452863.