El doctor Vicente Bataglia es considerado una joya de la medicina paraguaya. Tiene 79 años de edad y 55 de trayectoria como gineco-obstetra. Gracias a él, llegaron al mundo más de 1.000 bebés y por sus clases, ya que también es docente, pasaron miles de alumnos.

“El parto es un momento muy importante en que muchas veces si no es bien atendido puede tener consecuencias de por vida”, aseguró. Ironía de la vida, hizo que justamente él llegue al mundo ¡en su casa!

“Yo soy resultado de un parto domiciliario. Nací en 1938, atendido por lo que en ese tiempo la llamaban parteras diplomadas. Eran personas que se capacitaban para el momento del parto exclusivamente”, recordó.

Realizó su especialización en el extranjero y al volver al país habilitó varios centros comunitarios pasando por los hospitales públicos más importantes. Fue diputado nacional y jefe de cátedra de Ginecología y Obstetricia en Clínicas.

Muchas veces le tocó encontrarse con personas al que él hizo nacer, o con las madres de las tantas generaciones que llegaron al mundo con él. “Muchas de las personas que nacieron conmigo han llegado a recibirse de médicos, de ingenieros. Uno de ellos es parlamentario, el senador Víctor Bogado”, aseguró.

El doctor Vicente tiene un postgrado de especialización hecho en Uruguay y fue jefe de Cátedra de Gineco-Obstetricia de la Facultad de Medicina del Hospital de Clínicas hasta el 2014. Ahora es docente titular y jefe del Departamento de Salud Reproductiva.

Una familia llena de ginecólogos

El doctor Vicente tiene dos hijos y un nieto ginecólogos. De hecho, uno de sus hijos, Ramón Bataglia, es ahora el jefe de cátedra. Su esposa estudió Medicina pero tuvo que dejar casi al terminar porque se convirtió en mamá. “El apoyo de mi esposa fue fundamental, porque yo siempre le digo a mis alumnos que la Medicina es tirana, no hay feriados ni horario, uno tiene que estar presto para la profesión las 24 horas del día”, dijo.

Explicó que siempre le gustó trabajar con gente en situación vulnerable por lo que fundó varios centros comunitarios. Las anécdotas son innumerables y su satisfacción más grande es ver que varios niños que trajo al mundo, hoy son grandes personas.