• DE LA TV, AL PIQUIBOLI. Después de dejar “Mundos opuestos”, “Soldadito” Benítez volvió a Coronel Oviedo, donde tiene su cancha de piquiboli y una cantina. Allí nos recibió

Entre finales de la década del 90 y comienzos del 2000, “Soldadito” Benítez era un peculiar jugador de Olimpia que atrapaba a los hinchas decanos con sus imparables corridas, sus gambetas y sus goles que los festejaba con su particular sello: las piruetas. Jugó 8 años en el club de sus amores. Otros tantos más siguió dándole a la pelota, entre clubes paraguayos y del exterior, hasta retirarse a la edad de 32 años.

Estaba alejado del ruido, su nombre ya no se escuchaba, pero “Mundos opuestos” lo devolvió al mundo mediático. En medio de una polémica, fue expulsado de la casa. Curiosamente, mientras sus examigas Gloria Jara y Norma Friedmann hacían todo para quemarle, el público se puso de su lado.

“Soldadito” dejó el encierro y volvió a su mundo, al del piquiboli, a la tranquilidad de su hogar, en Coronel Oviedo. Hasta allá nos trasladamos para charlar con él, para recordar su historia con el fútbol y todo el mito que envuelve su vida.

“Hola Piru”, nos saluda con fuerza y su alegría de siempre. “Me fui a comer un caldo de gallina casera con vorivori, me invitó la mamá de un amigo”, nos cuenta. Sí, sus vecinos lo quieren. Y uno de los privilegios que tiene es que de seguido lo invitan a almorzar, un gesto de aprecio que aún se conserva en el interior del país.

– Ya hablamos mucho de “Mundos opuestos”, queremos conocerte un poco más, queremos recordar tu pasado con el fútbol…

– Sí, el fútbol es pasión. Es lo que nos gusta a todos. Gracias al fútbol la gente me sigue demostrando su cariño.

– ¿Cuándo te dejaste?

– Me dejé del fútbol a los 32 años.

– ¿Por qué a esa edad, te lesionaste?

– Dejé el fútbol profesional porque quería disfrutar de mi vida. Y con las exigencias, con todas las cosas de las que un profesional se tiene que privar, por ahí no disfruta de su familia, de la vida, no hay libertad. Estar concentrado para mí no me era vida, ya me había cansado de concentrar, de entrenar muy duro. Quería compartir más con mi familia y decidí retirarme.

– ¿Cómo llegaste al Olimpia?

– Alicio Solalinde me vio en Pirayú Sport. Yo jugaba ahí ya en el equipo principal cuando tenía 14 años. Ahí me vio y me invitó a ir al Olimpia, para probar en las inferiores. Para mí era un sueño, era lo que quería escuchar. Siempre fui fanático olimpista y que me digan que vaya a practicar en el club que amo era lo máximo.

– ¿Ahí surgió lo de “Soldadito”, cómo fue eso lo de tu apodo?

– Yo me iba al cuartel cuando jugaba en Pirayú. Y siendo soldadito me fui al Olimpia. Para no pagar el pasaje en colectivo me subía uniformado nomás y cuando llegaba al club recién me cambiaba para practicar. Ahí empezaron a llamarme “Soldadito” y hasta hoy me llaman así. A mí me gusta.

– ¿Cuánto tiempo jugaste en Olimpia?

– Profesionalmente, en Olimpia jugué como 8 años.

– El futbolista generalmente no quiere dejar, algunos ya no dan más y siguen, tu caso es curioso, que porque te cansaste de las concentraciones, porque querías estar más con tu familia te retiraste joven…

– Uno tiene que darse cuenta de que ya no da más también. Uno siempre quiere jugar, yo nunca dejé el fútbol. Pero las exigencias son fuertes. Y si no te sentís a gusto, si querés priorizar tu vida, si querés estar más con tu gente, entonces hacés lo que yo hice. La vida del futbolista es dura, la el que no sabe nomás cree que vos estás jugando nomás, que te estás divirtiendo. Da gusto jugar, pero tenés que entrenar duro, tenés que privarte de muchas cosas. Por ejemplo, profesionalmente tenés que hacer una temporada de un mes. Cuando pasan los años ya no querés hacer la pretemporada. Es muy fuerte, son tres turnos, de madrugada, de mañana, de tarde. Yo ya no quería hacer ese sacrificio. Uno se tiene que darse cuenta y dar un paso al costado cuando ya no va a rendir como se espera.

– ¿Después de dejar no te arrepentiste?

– No me arrepiento de nada, disfruté de cada etapa de mi vida. Me dediqué a mi familia, con mi señora que era Roxana. Nos pusimos a hacer negocios.

– ¿Qué negocios pusiste?

– Le puse a ella primero librería, peluquería, yo compré paradas de taxi, campo… Probamos de todo. Pero el negocio a veces sale, a veces no.

– ¿Tu relación fracasó?

– Tuvimos problemas. Y hace como 12 años vine acá, a Coronel Oviedo.

– ¿Por qué elegiste esta ciudad?

– Porque acá yo crecí, acá tengo a mi papá, a mi hermano. Toda mi familia está acá.

Tengo cinco hermanos, dos hermanas, somos 7, pero no soy el Luisón jajaja… En Coronel Oviedo soy feliz.

– ¿Qué hacés acá, a qué te dedicás?

– Acá el piquiboli es el tema. Vienen a jugar en mi cancha, después me invitan y me voy yo. Nos vamos a Pedro Juan Caballero, a Ciudad del este. Da gusto este tema, es diversión.

– ¿Pero te hace ganar plata también?

– Si ganás te sale bien y si perdés todo mal. Pero siempre está el patrón y yo soy el caballo.

– Si vos ganás, el patrón y vos ganan. Pero si vos perdés, solo el patrón pierde. ¿Es así?

– La apuesta siempre es 50% y 50%. Yo no arriesgo nada. El patrón es el que apuesta y arriesga por vos, pero porque confía. Y esa confianza hay que valorar y en cada partido entrás a ganar, a jugar con todo. Pero no es que me mantengo con el piqui. Es mi diversión. En casa yo vendo cerveza. Hay muchos que vuelan, que están a otro nivel en este deporte, como Chore’i y Velo’i.

LAS BOTINERAS

– ¿En tu época ya había botinera?

– Las botineras son de hace rato ya. Pero tenían otro nombre.

– ¿Cómo les llamaban en tu época?

– Nosotros les decíamos “comepiernas”. En el entrenamiento físico del martes te quejabas y decías por qué, por qué p… hice…

– ¿Farreaban con las “comepiernas” y después el sábado estaban con el cuerpo sin recuperarse?

– Y era fácil. Imaginate, yo a los 16 años, cuando entrenaba en Olimpia, ya había chicas esperándome afuera. Yo era soltero y tenía que aprovechar lo que caía. Te esperaban, te decían que eran tus fanáticas, era difícil decirles que no.

– ¿Las botineras fundieron la vida de algunos futbolistas?

– A algunos les fundió. La chica en la vida de un futbolista le lleva arriba o le lleva abajo.

Hay mujeres que te dan estabilidad y otras que te funden. Hay mujeres que se casan con un jugador, no por lo que es sino no por lo que tiene. Hay otras que se casan por lo que es, que son tranquilas, que le dan estabilidad al jugador y le ayudan. No vamos a generalizar, pero hay casos y casos.

– ¿Ganaste mucha plata?

– Yo gané mucha plata y perdí mucha plata también.

– ¿Cómo perdiste?

– Invertí y me divertí, así es la vida. Pero hay que continuar.

DECEPCIONADO

“De Norma y Gloria”

– ¿Cómo calificás tu experiencia en “Mundos opuestos”?

– Me decepcioné de dos personas que no me imaginé que iban a ser así conmigo.

Yo les di mi amistad, y también supuestamente me dieron, pero fueron hipócritas conmigo. Gloria Jara me dio y después me retiró. Norma Friedmann me dio, pero después se portó mal conmigo. Me sentí traicionado. Yo tengo mi familia. Mi hija, mi hijo, quiero que estén orgullosos de mí.

Ensuciaron un poco mi imagen al decir que yo les amenacé. Yo no soy así. Acá en Oviedo saben cómo soy. Sentí que fueron muy falsas conmigo. Más cuando salís, ves el programa y te enterás qué dijeron de vos y lastima. Por lo menos en la calle y en las redes sociales siento el cariño y el apoyo de la gente. En un momento derramé lágrimas.

– ¿Te arrepentís de haber entrado en la casa?

– Trato de no arrepentirme de lo que hago. Yo busqué en realidad que la gente vea cómo soy yo. Sé que muchos dicen: “Soldadito ika’u, Soldadito ibandido”. Yo no soy así, soy una persona normal, tomo mi cervecita, pero no soy lo que dicen. Me llamaron del “Bailando” también, pero yo elegí “Mundos opuestos”, porque quería que vean cómo soy.

– ¿Y qué pensaste de “Bailando”, por qué no aceptaste?

– Porque el baile no es lo mío, porque tenía miedo de que me hagan pelear. Al final en este reality igual terminé peleándome jajaja…

– ¿A quién te tus excompañeros invitarías a un asado en tu casa?

– A Maxi y a Adela. Nunca fueron falsos conmigo. Los demás sí fueron.

PERFIL

Juan Carlos “Soldadito” Benítez nació en Liberación, San Pedro, el 28 de noviembre de 1976.

Tiene cuatro hijos: Nadia Gabriela, de 16 años; Matías, de 13; Matías, 13 (sí, es otro con el mismo nombre), y Naomi tiene 3 años.

CLUBES

Profesionalmente, “Soldadito” jugó en Olimpia, Sportivo Luqueño, 12 de Octubre y Rubio Ñu. También pasó por el Universidad San Martín de Perú y Portuguesa y Aragua de Venezuela.