ALARMANTE. La realidad muestra que algunos nichos están destruidos y hasta se ven huesos tirados entre las bóvedas

¡HESÚKENA!

Desde tiempos milenarios han existido las diferencias entre las clases sociales. Los nobles, ricos y pudientes siempre se diferenciaron de los que vienen más abajo. Y no solo durante su estadía en la Tierra, sino incluso hasta cuando iban al más allá. Hoy, decenas de siglos después, esta realidad se mantiene. Y hasta se puede ver entre aquellos que buscan “descansar en paz”.

Es tal la diferencia que en el Cementerio de La Recoleta se puede notar que hay muertos que “viven” mejor que los vivos. Construcciones góticas, “minicastillos” y hasta panteones que bien podrían ser confundidos con algún chalé por lo imponente de su estructura y cuidado se dejan ver en estos lugares, lejos de aquellas “casas” armadas con maderas terciadas y chapas.

Por dar un ejemplo, en una zona descansa, según afirmó uno de los cuidadores del lugar, una persona quien en vida fuera un exitoso empresario e incluso senador de la República, con un aire de unos 36 mil BTU funcionando permanentemente. Mucho mejor que muchos que sufren con los avatares del clima.

En cambio, en otro sectores, antiguos panteones se encuentran en ruinas. Se nota que la persona fue olvidada en el sitio y hoy solo forma parte de las estadísticas. En muchos casos, sus cajones fueron saqueados por algún inescrupuloso, o tal vez, víctima del olvido.

18 HECTÁREAS

Es la superficie que ocupa el Cementerio de La Recoleta, el más tradicional de nuestro país.

OTROS DATOS

BUEN NEGOCIO

La falta de lugar, ya que el sitio está totalmente ocupado, hace que cuando alguna familia decida vender su sector, el costo sea muy elevado, incluso, tanto como un terreno.

SAQUEOS

Varias de las bóvedas más humildes, donde son varios los finados que se encuentran “encimados” sobre una misma superficie, fueron víctimas de gente sinvergüenza.

¡Hasta jardineros tienen algunos nichos!

El lujo que tienen algunas tumbas es tal que hasta cuentan con servicios especiales de trabajadores que mantienen el lugar como si fuera un castillo. “Vos vas a encontrar que algunos de los panteones que hay acá en La Recoleta tienen hasta su propio limpiador y hasta jardinero” cuenta uno de los cuidadores, quien no quiso revelar su nombre, y aseguró en medio de risas que “hasta viven mejor que yo”.

Contó además que son varias las tumbas en las cuales se tienen comodidades como para pasar un día entero junto a ese ser querido que dejó este mundo. “Tienen aire acondicionado, heladera, sillas plegables y hasta un lugar para recostarse si es que quiere descansar” aseguró el trabajador.

Varios restos humanos, en la intemperie…

Ya sea por el sabotaje de aquellos que entran con fines “oscuros” a los cementerios, o tal vez para quienes comercializan con huesos para algunos estudiantes, son varias las tumbas en las cuales se pueden ver que los cuerpos están al aire libre. Cajones totalmente agujereados, consumidos por el paso del tiempo insertos en nichos que se desmoronan de a poco dan una sensación de angustia profunda.

“Hay gente que les dejó acá a sus muertos. Que nunca más les vino a ver. Entonces no se preocupan y se cae a pedazos el lugar. Nosotros hacemos lo que podemos, pero también hay muchos animales que merodean el lugar, como perros o gatos” comentó el cuidador.