Foto: Mauro Adorno era muy querido en la zona donde vivía.

Cada diciembre, desde hacía 8 años, Mauro Adorno (30) caminaba desde su querida ciudad de Juan E O’Leary hasta la basílica de Caacupé para agradecer el milagro que la santa patrona hizo en su vida. Lo sanó de una dolencia en una de sus piernas. Además, este año el agradecimiento era doble. Es que hace unos 15 días fue papá de un hermoso bebé. Pero en el camino, a la altura del km 237, un asaltante apagó su vida de una certera estocada en la madrugada del domingo. Su familia, en medio del dolor que significa perder a un ser querido, recuerda a Mauro como un hombre de bien. “La Virgen se lo llevó a sus brazos. Devotos y fieles como él hay pocos”, explicó Alfredo, sobrino del fallecido. 

“Se dirigía a pie para agradecer por el milagro que la Virgen hizo en su vida de sanarle de una lesión, y por la vida de su hijito que hace 15 días nació y de su otro hijo a quien ama un montón”, agregó. 

Comentó que les duele en alma lo que sucedió, pero que no le guardan rencor al asesino de su familiar. “No le tenemos rencor, le perdonamos al que le hizo esto porque así lo quiere Dios y la Virgen. Solo le pedimos que cambie su vida y que se haga de bien. En medio de este dolor, nosotros sentimos paz porque sabemos que está en un lugar mejor”, dijo.

“Disfrutó sus últimos días a lado de su bebé”

“Sus días a lado de su hijo recién nacido fueron muy lindos. Disfrutó como nunca sus últimos días a lado de su bebé. Es lamentable que la vida de alguien tan bueno termine de esta manera”, he’i Alfredo. Por su parte, don Patricio Adorno, hermano de Mauro, comentó que “perdonamos al que le hizo esto, pero estamos destrozados, tenemos paz porque sabemos que está con Dios”, dijo. Ayer, en horas de la tarde, Mauro fue llevado a su última morada, el cementerio ubicado en el kilómetro 80, en J. E O’Leary.