NOS ABRE SU VIDA. Hugo Javier nos recibió en su casa, donde vive con su mamá y varios integrantes más de su familia, en Fernando de la Mora. “Acá yo nací y acá quiero morir”, nos dijo.

Era las 7 de la mañana del miércoles pasado. Llegamos a la casa de Hugo Javier, en Fernando de la Mora, Zona Sur. En su pequeña sala, convertida ahora en oficina, don Sama, su vecino, le hacía masajes en sus dos tobillos lesionados y su rodilla derecha. Su mamá, ña Leo, como todas las mañanas, le acompañaba con el mate. “Aquí yo nací el 1 de abril, en 1967. Es nuestra casa, nuestro cuartel donde mamá es la comandante. Acá vivimos entre muchos y yo como hermano mayor soy el soldado que tiene la responsabilidad de hacerse cargo del pelotón”, nos dice. Nos cuenta que con los años que lleva trabajando en el mundo del espectáculo logró comprar varias propiedades, pero que decidió volver a esa casa porque para él tiene un significado sentimental y familiar muy fuerte. “Yo nací en esta casa y aquí quiero morir”, dijo.

– Solés contar que cuando eras mitã’i trabajabas de lustrabotas, ¿de aquí salías con tu caja de lustres?

– Sí, a los 12 años fui junto a don Fernández, el vecino carpintero, mandé hacer para mi cajón de lustre. Fuimos con un compañero de escuela de mi misma edad, Julio Silvano. Con él nos subíamos en la línea 26 Pitiantuta y nos íbamos al centro para trabajar durante la mañana. A la tarde yo ya estaba en casa para almorzar y pasar después a la escuela.

– ¿Cuándo cobrabas por cada lustre?

– Cinco’i era lo que cobrábamos.

– ¿Cuánto tiempo trabajaste de lustrabotas?

– A los 12 empecé con ese trabajo y cuando tenía 13 años me encontró en el centro un tío que era jefe de personal en el Correo, don Roberto Mieres. Él me miró y me me dijo: “¿Don Yiyo pio oikotevéterei mba’e?”. “Nahániri, pero yo quiero trabajar y ayudar a papá y a mamá. Somos cinco”, le dije. Entonces, me dijo: “Bueno, si querés trabajar chera’y, vení trabajá en el Correo”. Empecé como ordenanza en el Correo del centro, después era el que pasaba las bolsas, después me tocó clasificar los paquetes, después pasé a control hasta que me mudé al correo de Fernando de la Mora y me convertí en cartero. Cuando fui cartero ya tenía que trabajar en doble turno, mañana y tarde. Para eso dejé el Colegio Nacional de la Capital y me mudé al Colegio Nacional Fernando de la Mora, al turno noche. Así terminé el colegio en el 85.

– ¿Te pagaste todos tus estudios vos?

– Me pagué todo el colegio. La primera tele también pude comprar yo con papá.

– ¿Él era músico?

– Papá trabajaba en la banda de músicos de la Policía y de noche estaba en la bandita.

– ¿Sos el hermano mayor, cuántos hermanos son?

– Yo soy el mayor de 5 hermanos. Tremenda responsabilidad era para mí ser el mayor. El respeto al papá era sagrado, a la madre, a los hermanos. La tradición familiar de mi época viene con base total de respeto y se mantiene. Al terminar el colegio terminé el cuartel, egresé como subteniente de Artillería. Tres meses, cada año, hacía el Cimefor. Egresé con las mejores notas en mi colegio, egresé como subteniente de Artillería entre los 5 mejores. Al mismo tiempo ingresé en la carrera de Periodismo en la Facultad de Filosofía entre los cinco mejores. Al segundo año de estar estudiando periodismo se abrió la puerta de Yacyretá FM para hacer pasantía. Quedaba en Canal 9, en aquella época, en Sajonia. Me iba a la Facultad y a la tarde hacía pasantía.

– ¿Aguantaste así, pagando derecho de piso hasta tener tu programa?

– Sí, hasta que se aceptó de hacer algo diferente: música romántica con poemas. Ahí me escuchó Ángel López, de Yes Disc Maniac. Con él trabajaba Mario Ferreiro, en ese momento salió y Ángel escuchó mi voz. Me llevó como animador. La discoteca era roquera. Muté al rock. Atendía la disquería, vendía remeras, animaba… De ahí pasé a Gente Joven, muté a la onda dance.

– Del rock y dance, pasaste a la cumbia, donde te quedaste.

– Sí, de ahí llegué a Radio Fernando con la música tropical, cuando empezaba el furor con la venida de Bronco. Cuando vi que iba a funcionar, en el 96, presenté el proyecto en televisión, de la mano de Nilda Bogarín y Radio Fernando, porque yo no tenía capital. Hace 21 años. Ahora llego a la política. Hace 21 llevé la música del pueblo a la televisión. Ahora quiero llevar al pueblo al poder.

EN POLÍTICA

“Voy a ser el mejor gobernador”

– ¿Como gobernador va a haber un antes y un después?

– Totalmente, voy a hacer historia. No solo voy a ser el primer gobernador colorado de Central. Voy a ser el mejor. Yo ya hice todo en mi carrera, ahora quiero devolver a la gente todo lo que me dio.

– Ahora tengo la palabra personal de Santiago Peña. Él me dijo: “Cuando asumamos el 15 de agosto, vas a tener al Presidente de la República y todos sus ministros a disposición para que puedas ayudar a la gente de Central. Sé que sos de la calle, sabés lo que necesita la gente. Yo te voy a ayudar a cubrir las necesidades de la gente”.

– ¿Qué dice tu mamá de tu incursión en la política?

– Ella me da todo su apoyo. En la política puede haber agravios. Pero mamá sabe la verdad, me conoce mejor que nadie, se ríe de los comentarios negativos. Los celos de un político superan los celos de una docena de mujeres. Hay que saber caminar entre eso.

– ¿No le hacen mal?

– Está con la conciencia tranquila. Sabe todo del hijo que crió. La verdad es que yo soy un padre de 15 familias. Como 15 familias cuidamos acá, ella es la comandante y yo soy el soldado que sale a batallar diariamente para cuidar a los 5 hermanos y los casi 30 que dependen de este cuartel.

– ¿Cómo se llaman tus hermanos?

– Richard, el menor, está en el mundo gastronómico. Él sufrió ACV, se está recuperando, es uno más de la casa. Ahora ya camina otra vez. Después tengo tres hermanas docentes: Margarita, Lilian y Zulma. Richard forma parte de los gastronómicos colorados. Ellos me pidieron que me meta en la política. Ahora soy el precandidato colorado con mayor intención de votos.

– ¿El hecho de ser figura pública te ayuda a que la gente te abra sus puertas?

– Es simpático cuando hago las caminatas. El puntero dice: “Buenas tardes, venimos para presentarles nuestro candidato. Él es nuestro candidato”. Las señoras se dan la vuelta, me ven y me abrazan fuerte y me dicen “Ma’ê, Hugo Javier”. Me hablan con confianza, me expresan toda la confianza que tienen en mí. Me demuestran que me sienten como parte de ellos.

MISMO EQUIPO

– Hay gente que trabaja contigo desde hace 20 años, como tu camarógrafo.

– Todo mi equipo político de hoy es el mismo equipo de Atake, todos están conmigo desde hace más de 25 años. Gustavo Velázquez, el tour mánager de la campaña, era el dueño de la discoteca Gente Joven que me dio trabajo hace 30 años. Robert Moular también manejaba mi oficina, hoy es mi asistente personal. Yidam Veneroso fue mi primer camarógrafo y editor. Me acompaña desde hace 21 años. Beto Dj trabaja conmigo desde hace 20 años, él se encarga de las redes. Eso es lealtad, trabajo en equipo. Ellos saben cómo soy. No soy el líder que manda a hacer las cosas. Soy el líder que acompaña a hacer las cosas. Yo fui siempre el administrador personal de todo, administré las radios llegando a ser director. Administré eventos masivos. Siempre fui cabeza de todo e integrante del equipo.

MASCOTAS

La casa de Hugo Javier está llena de mascotas. “Mis hijos que viven conmigo adoptan constantemente mascotas de la calle. Acá tenemos cantidad de perros y gatos, conviven tranquilamente. Mis hijos y mis sobrinos son todos animaleros”, nos cuenta.

HIJOS

Hugo Javier tiene cuatro hijos. Los grandes, de su primer matrimonio, se llaman Lira y Javier, de 26 y 23 años, respectivamente. “De mi segunda pareja, de quien también estoy separado, nacieron Paz y Ademir, de 2 y 3 años. Estamos con una excelente relación entre todos. También son parte de la numerosa familia”, comentó.

PLATOS PREFERIDOS

– ¿Tenés preferencia por alguna comida?

– Los lunes busco desesperado mi puchero yorador. Soy fanático de las comidas típicas paraguayas. Busco el soyo. No soy fanático del asado.

– ¿Preferís la comida preparada por tu mamá?

– Siempre, todos los días, busco la comida preparada por mí mamá. La disfruto.