Nimalan Sivapalan tiene 35 años y es de Sri Lanka, un lugar del que muchos no tendrán idea de dónde queda. Bueno, Sri Lanka, en el sur de Asia, es conocida como “la isla de los mil nombres” y está cerca de la India. El hombre tuvo que huir de su Patria por la sangrienta guerra civil que se desató en 1983 hasta el 2009. Decidió abandonar su tierra natal y dejar a su familia, porque consideró que no iba a tener un buen futuro en ese lugar. “Las personas morían de hambre”, he’i Nimalan a Crónica.

Su destino final fue Paraguay, donde vive desde hace siete años. Después de haber pasado por varias cosas, ahora se encuentra en una situación difícil y busca laburo para poder juntar algo de platita. Su sueño es algún día poder reencontrarse con su familia.

En principio su idea era ir a Inglaterra, pero por cosas de la vida vino a parar acá. “Vine con documentos falsos, me mandaron a Tacumbú por diez meses, salí con una orden de expulsión del país pero Migraciones no tenía para comprar para mi pasaje, que entonces costaba cerca de los tres mil dólares y me quedé por aquí”, omombe’u el karai.

Nimalan cuenta que hizo migraciones en Mariscal Estigarribia y allí conoció a la persona que lo ayudó y acogió en su casa en Luque. “Acá conocí a una amiga que me daba trabajo, yo hacía jardinería y ese tipo de cosas, para ganar algo de plata para comprar mi comida”, contó.

Sus amigos lo ayudaron a contactar con un abogado, se puso en campaña para ponerse en regla, consiguió la cédula paraguaya y ahora quiere trabajar, por eso pide la ayuda de la gente.

“Me gusta la sopa, me encanta el vori-vori y el puchero”, he’i

Nimalan comentó varias cosas sobre la cultura de su país Sri Lanka. Dijo que el budismo es la religión más practicada pero él es hindú. “Los hindúes tienen muchos dioses, mi religión no permite comer nada (de productos) de vaca, acá no hay comida tradicional de mi país y tuve que aprender a comer igual (carne vacuna). Los primeros tres días no comí, después aprendí a comer todas las comidas paraguayas, me gusta la sopa, me encanta el vori-vori y el puchero”, he’i.

Continuó diciendo que “Paraguay es un país muy solidario, muy independiente. Me gustan los amigos, en mi país no son tan solidarios como acá. Yo no tenía plata, no tenía trabajo y mi amigo me invitaba a comer con él”, dijo dando como ejemplo.