• INSEPERABLES. Joaquín, José, Julieta y Julián no se separan un segundo en la institución

El pasado lunes, cuando en la escuela “Casita del Sol”, de San Lorenzo, se pusieron a controlar la lista de los pequeños que fueron inscriptos algo llamó la atención: había una dupla de apellidos que se repetía cuatro veces.

Y sí, resultó que los cuatrillizos Fernández Méndez, aquellos que nacieron con 32 semanas de gestación en el Hospital de Clínicas en febrero del 2015 y que fueron considerados como unos milagros de la vida, ya van a la escuela y son compañeritos en el prejardín.

Joaquín, José, Julieta y Julián no se separan un segundo, confesó la mamá Carolina Méndez (37), quien junto con su marido Ronald Fernández se sienten chochos por sus pequeñitos. “Son nuestros milagros y verles juntos en la escuela es emocionante”, dijo.

Los cuatro hermanos se ven contentos y de la manera más natural le quitan todo tipo de solemnidad al asunto. “Andan en fila. No se separan un momento. Se cuidan unos a otros”, agregó la madre.

“Sinceramente ver que ya van a la escuela después de todo lo que pasamos me llena de emoción. A mí me daban poca esperanza de tener hijos luego de tener un problema de salud. Pero Dios me bendijo con cuatro niños que llegaron a alegrar mi vida. Y ahora verlos uniformados y empezando esta etapa tan importante es algo que me llena de alegría y satisfacción”, agregó.

Carolina comentó que prepararles para ir a la escuela es todo un tema. “Julieta es la que prepara todo las mochilas de sus hermanos, ella es la más ordenada y tranquila (risas)”.

El equipo “J”, a quienes les gusta aprender

“La primera vez que les vestí con el uniforme de la escuela hizo que derramara unas lágrimas”, dijo Carolina. “Les llamo mi equipo ‘J’”. Ellos se sientan uno al lado del otro y de a poco van socializando con sus demás compañeros. Esa es la idea. Como no son de salir mucho, casi no socializan con niños de su edad, pero de a poco compartieron con sus compañeritos y eso es muy bueno. Lo que me fijé también es que les gusta aprender lo que la maestra les enseña”, explicó.

“Al ver que la profesora le toma de las manos y le hace realizar algunos trabajos me emocionó mucho, viste que yo siempre soy el que hace eso con ellos (risas)”, agregó.

“Una locura, pero muy hermosa”, dijo

A Carolina Méndez muchas veces le cortaron la esperanza de poder ser madre. “Tenía un quiste en el ovario y me lo tuve que sacar. A consecuencia de eso me dijeron que no iba a poder tener hijos de forma normal, que solo con un tratamiento podría. Sentía que muchas esperanzas no me daban”, dijo.

Pero no bajó los brazos y comenzó el tratamiento, “no podía creer cuando quedé embarazada”, recuerda. Pero la sorpresa no paró ahí. En una de las consultas, la ecografista miraba el estudio, pero no decía nada. Ella, con 34 años y mucho miedo le preguntó: “¿Sucede algo doctora?”. La respuesta fue rápida: “Contá las bolsitas que ves. Conté dos. Ahí me dijo ‘no, acá hay otro y acá también. Son cuatro’. Me emocioné un montón”, explicó. “Son una bendición y lo importante es que están sanos. Eso sí, te puedo definir que criar cuatrillizos es una locura, pero muy hermosa”, finalizó.

Todo juntos

Los peques duermen, se despiertan, tienen hambre, ¡todos al mismo tiempo!, explicó la mamá. “Es todo un tema”, dijo.

Prematuros

Los bebés nacieron con 32 semanas y por su condición de prematuros pasaron en incubadora unos días. Hoy están supersanos.