• SUEÑO CUMPLIDO DE LA CHICA ISHIR. La nativa juró ayer como profesional del Derecho y lo hizo en el Día internacional de los indígenas

La gratificación de alcanzar un logro es incomparable. Y para Luciana Ferreira (36) lo es aún más. A ella casi nadie le creía cuando decía que algún día iba a estudiar en la Universidad y ser una gran profesional del Derecho. Hubo un momento en su vida que sentía que esa meta le era imposible alcanzar.

Pero nunca bajó los brazos. Crecía y veía cómo su pueblo -la comunidad nativa ishir-, ubicada en la zona de Bahía Negra, Alto Paraguay, era constantemente víctima de injusticias de diferentes tipos, además de estar aislados por los caminos intransitables, lo que dificultaba tener acceso a escuelas y centros educativos.

Todo esto, lejos de hacerla decaer, le hizo tomar fuerzas para luchar y buscar algún cambio. “Hace unos años tomé la decisión, y viajé más de 800 kilómetros hasta la capital en busca de mi sueño. Las injusticias que sufría mi pueblo me dio fuerzas para salir, prepararme y tratar de cambiar todo eso”, contó.

“Casi nadie creía cuando decía que viajaba para terminar mi secundaria y luego estudiar en la Universidad. Casi nadie creía que iba a llegar a esto, a ser abogada, solo unos pocos”, dijo emocionada. Hoy, Luciana sonríe. Transformó su vida en un presente constante, lleno de esmero y esperanza. Ayer, en horas de la mañana, la joven indígena se convirtió en la primera abogada de su comunidad nativa al jurar ante la Corte Suprema de Justicia.

“Soy la abogada con matrícula 50.120”, dijo orgullosa. Su juramento se dio justamente en el Día internacional del indígena. ¿Coincidencia? “No. Pedí esta fecha como un homenaje a mis ancestros, a mi pueblo y a todos los pueblos indígenas”, comentó.

“Voy a dejar en alto a mi pueblo, de eso no tengan dudas”, dijo.

Luciana terminó sus estudios en una Universidad privada. Contó que se desempeña como secretaria en el Instituto Paraguayo del Indígena (INDI) y, gracias a ello, solventó los gastos de su estudio. Dijo que el sostén de su perseverancia en todo este tiempo fuera de su comunidad fueron su marido y sus hijos.

“Ellos me daban fuerza en las noches de desvelo leyendo dos o tres libros”, dijo. La joven comentó que ahora, ya como una profesional del Derecho, tiene otro sueño:  armonizar los derechos indígenas con el sistema jurídico nacional. “Hay que hacer conocer los derechos que tenemos nosotros (los indígenas). Voy a dejar en alto a mi pueblo, de eso no tengan dudas. Quiero servir y ser útil a mi comunidad y a los demás pueblos originarios”, finalizó.

“De niña ya quería ser abogada”

Los miembros del pueblo ishir no pudieron llegar al juramento de Luciana por las pésimas condiciones de los caminos en Bahía Negra, Alto Paraguay. Pero hubo una persona que sorteó todos los tape vai e hizo varios días de viaje por agua para estar en este día tan especial. Ella, la que siempre confió en Luciana. Se trata de doña Mimica, su mamá, quien comentó que se siente muy feliz al ver a su hija siendo toda una profesional.

“Ella luchó muchísimo. En la comunidad trabajaba y hacía de todo y de niña ya siempre decía que quería ser abogada y que iba a estudiar en la Facultad para ayudar al pueblo. Hoy vemos el fruto de su sacrificio y me emociona mucho”, dijo.

“La ministra dijo que está orgullosa de mí”

Luciana juró frente a los ministros de la Corte Suprema de Justicia, José Raúl Torres Kimrser y Alicia Pucheta. “Al momento de jurar, la ministra Pucheta me dijo que se siente muy orgullosa de mí, que ella como mujer sabe lo que es el sacrificio que hice y me felicitó”, comentó.

Por su parte, Luciana dejó un mensaje para los jóvenes. “Les digo que luchen por sus sueños. A mí casi nadie me daba esperanza de poder estudiar en la Facultad y hoy (por ayer) estoy jurando como abogada. La vida es eso, luchar y no quedarse en que lo que queremos lleguen a nosotros, sino consiste en salir a buscarla, a pelearla”, finalizó.

PROMEDIO 4

Luciana terminó la Facultad con un promedio de cuatro. “Luché mucho y hoy estoy contentísima”, finalizó.