• MULTIFACÉTICAS. Durante el día son constructoras, pero al llegar a la casa son amas de casa y atienden a sus amados hijos

FERNANDO DE LA MORA. Lejos de resaltar por la presencia de un maquillaje llamativo es el polvo propio de una construcción el que cubre desde la cabeza hasta los pies a Emilce (24) y Andrea Esteche (26), un par de hermanas que a más de hacer mezcla para colocar ladrillo por ladrillo, luchan codo a codo para llevar el pan de cada día a sus casas.

Habiendo trabajado en varios lugares como niñeras, domésticas y hasta incluso como costureras, ambas decidieron abrazar la profesión de la construcción sabiendo solo lo básico. Se las ingeniaron y emprendieron el nuevo rumbo en la construcción.

“Hace tres años empezamos. Una amiga fue la pionera y después de ella empezaron a irse más y más. Entonces le dije a mi marido que también quería hacer eso porque él es contratista y siempre le acompañaba en su trabajo. Medio que sabía cómo empezar, pero él me dio los primeros pasos y arranqué”, contaba Emilce, quien es madre de 4 hijos.

Suspirando por el cansancio de mezclar el cemento para luego pasarle a su compañero que estaba haciendo el revoque, Emilce resaltó que es un trabajo que toda mujer lo puede hacer sin ningún inconveniente, que no es nada de otro mundo, que el secreto está en querer la profesión y amar el trabajo que uno hace día a día.

“Cuando empecé parecía que todos me miraban raro. Eso fue en Capiatá. Era limpiando los pisos para volver a empastar todo”, decía Emilce, recordando el tímido “puntapié” que más adelante la llevó a abrazar este oficio.

“Siempre trabajamos juntas, pero no imaginé en esto”

En medio del ruido, la ida y venida de sus compañeros de trabajo quienes la miraban atentamente mientras ellas hacían la diferencia entre tantos varones, Andrea contó que siempre trabajó junto a su hermana en otros trabajos, pero que jamás se le pasó por la cabeza que iban a ser albañiles, un trabajo que para muchos es solo para los arrieros.

“Fuimos compañeras siendo costureras, siempre trabajamos juntas pero no imaginé en esto, trabajar en eso, pero acá estamos”, decía la joven kuña guapa.

Resaltó ser madre de tres hijos, niños quienes están orgullosos del noble y sacrificado trabajo que hace su madre.

Andrea contó que ama su profesión y que muchas personas que la conocen siempre la califican de kuña guapa, buscando siempre una salida sin poner excusas y dando el ejemplo a otras mujeres. El estar agarrando una asada y seguir sus tareas para “no perder tiempo” mientras daba la nota da cuentas de su pasión por el trabajo.

CONSTRUCTORAS

Ya fueron partícipes de la construcción de varios lugares como un concurrido shopping del barrio Villa Morra. Ahora se encuentran trabajando para otro local comercial en la ciudad fernandina.