- UN CAPO. Vestido de payaso, y a base de sorpresas, juegos y sonrisas da felicidad a los niños enfermitos
- FRASE. “Me nace hacer esto y más por todo lo que pasé”, contó el joven Sebastián Villalba
Sergio Sebastián Villalba Alcaraz es un joven estudiante universitario de 22 años que -en su tiempo libre- es como un héroe para los más pequeños y hace gala de tres superpoderes: el afecto, la voluntad de ayudar y la solidaridad.
Apenas se pone su disfraz de payaso va a algún hospital y a base de sorpresas, juegos y sonrisas se dispone a echar una mano a los niños en su lucha contra el cáncer y otras enfermedades.
Lleva un mensaje de motivación. Lo hace porque él sabe lo que es estar en una situación similar. Y es que el joven luchó 10 años contra la leucemia y logró vencerla. Hoy trata de brindar con su testimonio, un camino de esperanza y fe. “Sacarle una sonrisa a un niño me llena el alma”, dijo.
“A los 4 años me detectaron leucemia, 10 años luché contra ese mal y logré recuperarme. En todo ese tiempo vi que mucha gente me ayudó. Entonces es como que tomé eso y ahora -recorriendo hospitales y otros lugares- es como devolver toda esa ayuda”, contó Sebas.
“Ver a un chico reír pese a lo que le está sucediendo es una sensación única. Me nace hacer esto y más por todo lo que pasé”, agregó. Sebas forma parte de la organización “Payasonrisa”, un grupo de voluntarios que vestidos de payasos llevan sonrisas a niños, jóvenes y adultos mayores que se encuentran en los hospitales.
“Nuestra misión es ayudarles a soportar mejor su hospitalización, con momentos de relax, humor, risa y la fantasía”, contó.
“No me imagino mi vida sin haber pasado lo que pasé. Capaz ni estaría haciendo estos servicios. Con lo que me pasó aprendí a ayudar”, finalizó.
“Reír es demostrar que, a pesar de todo aún estás bien”
“Lo que vivimos en cada visita en los hospitales es algo único. Es como que el dolor desaparece en ellos en un corto tiempo, ver ese cambio es una sensación única”, dijo Sebas.
“No somos simplemente payasos, somos profesionales especialmente formados y preparados para desarrollar esta labor en los hospitales”, agregó. “Reír es todo. Es demostrar que a pesar de todo aún estás bien”, afirmó.
“Yo tuve ayuda de Dios y la Mater, de mis padres y familia, de mis doctores, Antonio Arbo y Angélica Samudio, quienes supieron afrontar conmigo esta lucha”, contó.
“También de mis compañeros de colegio y maestros que en esos tiempos difíciles rezaron por mí y pudieron acompañarme en ese proceso. Ahora solo quiero ayudar llevando alegría”, finalizó.
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