• MANUALIDADES. Aprende a ganar su propia platita vendiendo figuras de alambre. Aparte hace otro tipo de manualidades con su mamá

Con una oratoria espectacular se acerca a un posible cliente para ofrecer las figuras de alambre que él mismo hace. Su sonrisa revela una hilera de dientes que brillan de pulcritud y su timbre de voz delata sus ya casi 12 añitos. Él es Miguel, un niño al que siempre se lo ve en lugares como la Terminal de Ómnibus de Coronel Oviedo o algún otro sitio público de la zona.

No solo tiene la habilidad en las manos, pues también es un capo a la hora de vender sus productos. Amable, amigable y por sobre todo servicial con la gente. Así lo describieron en las redes sociales y lo confirmó su madre Francisca Ribeiro (33).

“Mi esposo y yo somos artesanos y él vio todo eso desde chiquito y también aprendió. Yo me pongo muy contenta porque muchas personas me escriben y me dicen ‘tu hijo es un amor de niño’. Porque es muy amable, conversador. Todo esto sé que le está ayudando para formarse como persona y le ayudará en un futuro”, comentó la mamá.

Agregó que él trabaja para comprarse las cositas que muchas veces papá y mamá no pueden porque ya está fuera del presupuesto. Pero el “caracú” de todo esto es que su hijo está aprendiendo a ser responsable, a valorar las cositas que compra por el esfuerzo propio.

Miguel tiene 11 años en realidad, pero en este setiembre ya cumple sus 12 añitos. Él recibe lo que la gente quiera darle a voluntad por sus trabajitos. Vive con sus padres en Villa del Maestro de Coronel Oviedo y suele ir con su mamá a hacer las ventas o a veces va solo y ella lo busca. Su mamá también vende bisutería y su papá es plomero, electricista y albañil.

Vinieron a probar suerte en el país, les gustó y se quedaron

Francisca es brasileña y hace tiempo había formado una familia con Gustavo Maeso (36), quien es uruguayo y el papá de Miguel y de otro pequeñito de 7 años. Desde que se conocieron empezaron una larga travesía de amor, lucha y esfuerzo. El arte los llevó a viajar por algunos países y hace 4 años que vinieron a probar suerte en Paraguay, les gustó el país y decidieron quedarse.

“Nos gusta mucho el país, es bastante tranquilo. A mí me falta nada más aprender el guaraní, pero tomo el tereré y me gustan las comidas típicas”, dijo don Gustavo. Agregó que su hijo Miguelito ya sabe hablar algo el guaraní y hasta le pide ayuda a sus compañeritos de escuela. “Él quiere entender lo que la gente le dice”, contó.

PEDIDOS

Miguelito hace también los trabajitos a los que le piden algo específico. Para comprar sus manualidades: 0994 618 562. Es el número de la mamá.

CAMINAN

Miguel y su mamá suelen caminar algunas cuadras para hacer sus ventas. Aunque hay gente mala onda, son más los que admiran sus trabajos, dicen.