• HISTORIA. Estando en la calle llegó a tocar fondo. Pero logró salir de todo y hoy solo piensa en el bienestar de su familia

Tiene la nobleza del hombre manso en sus palabras y las heridas de un guerrero marcadas en su rostro. Con una historia de vida que lo acerca al drama y la felicidad, Miguel Valdez (39) se aferra al sacrificio día a día para derribar adversidades y luchar por lo que más quiere: su familia. Ni bien el sol se asoma, sale impecablemente vestido de su casa, ubicada en Ypané, para ir a trabajar.

Con la facha que lleva cualquiera diría que labura en alguna renombrada empresa. Pero no. La oficina de don Miguel son las calles de la ciudad. Recorre varios puntos del país con su cajita en la mano. Es lustrabotas desde que tiene 10 años.

Para él no existen días libres ni lugares que no haya visitado. Entre esos sitios, siempre se lo ve en un conocido shopping capitalino donde también ofrece sus servicios. Todos hablan maravilla de él porque tiene una oratoria que conquista y trata a sus clientes con mucho respeto.

“El respeto y la educación te hacen diferente. Muchos se burlan de mí, de lo que hago. Yo simplemente no hago caso y continúo mi lucha”, dijo. “De chico trabajaba como cuidacoches en el Mercado de Abasto y un día vi a un lustrabotas que atendía a un cliente en un comedor del Mercado. Me enamoré de lo que hacía en segundos. Ahí nació mi amor por este trabajo. Desde ese día no paré”, contó.

“Éramos muy humildes y tenía que salir a trabajar. Lastimosamente solo pude estudiar hasta el sexto grado. Todo lo que aprendí fue en la calle”, agregó.

“Estoy casado, con hijos. Cada vez que salgo a la calle solo tengo en mente a mi familia y que debo dar todo por ellos. Eso hace que yo siga y siga con muchas ganas”, comentó.

En la calle: Pasó lo peor, pero pudo salir

Durante su vida en las calles, don Miguel llegó a tocar fondo. La vida le puso en su camino innumerables problemas. Incluso le tocó pasar días en la cárcel. Pero él logró vencer esos obstáculos y agradece a quien le ayudó a superar todo. “Dios me rescató y me liberó de todo ese mal en que caí”, explicó. “Hoy día estoy libre de todos esos obstáculos por medio de su gracia y compasión”, he’i. “Le doy gracias a Él y lucho día a día para que a mi familia no le falte nada. Dios puso a una mujer (su esposa) en mi camino, ella, el elemento que Él utiliza para que yo me mantenga perseverante en su camino”, finalizó.

“La pulcritud del hombre se refleja en su calzado”, he’i

“La pulcritud del hombre se refleja en su calzado. Así de sencillo es”, dijo el señor Miguel. El don, aparte de hacer brillar los calzados de sus clientes, también se encarga de asesorarles en cuanto al proceso del lustre para que no caigan en manos que le puedan engañar.

“Siempre trato de asesorar al cliente para que tengan conocimiento del proceso del lustre”, dijo . “Les digo cómo se realiza para que ellos conozcan el proceso y así hablar con propiedad al lustrabotas para que este no les engañen al momento de realizar el trabajo”, agregó.

“Muchas veces la gente en días de lluvias no quiere limpiar sus zapatos. Igual debe hacerlo. Es fundamental tener protegido”, explicó.

CHOCHO

El conocido shopping –donde avei acude don Miguel a laburar– le regaló una caja y un chaleco para el trabajo.

TARJETA

Don Miguel siempre entrega a sus clientes una tarjeta escrita por él en el momento.