Cuando el espíritu aventurero te corre por las venas, no hay “no” que te detenga. Ese es el caso de Gustavo Cuevas (31), quien un día decidió salir de su amado Paraguay con la idea de recorrer el mundo y dar rienda suelta a ese torrente de adrenalina y sueños.

Nació en Asuncion, pero gran parte de su vida la pasó en Ñemby. En el 2008 comenzó sus estudios universitarios, y en el 2015 se recibió de administrador de empresas. Sin embargo, el tiempo le fue dejando en claro que esa no era la profesión que quería seguir. Incluso después de haber estado años quemando pestañas, estaba dispuesto a dejarlo todo.

“Después de casi 10 años de ininterrumpida labor entre estudios, negocios, familia y otros compromisos, descubrí que tenía estrés. A pesar de tener muchas deudas, renuncié a un jugoso salario para viajar y así poder perseguir mi pasión”, contó Gustavo.

Al principio nadie apoyó este cambio, sin embargo, su intuición lo llevaba a adentrarse en su aventura.

“Hoy, después de haber dejado mi departamento, auto y negocios me dedico a viajar por el mundo. Como no soy millonario se me ocurrió viajar con poco presupuesto (1 dólar por día) aunque muchos me dijeron que es imposible y sin embargo llevo recorriendo gran parte de Europa, como Rusia, Ucrania, Austria, Polonia, Francia, Alemania y Holanda, Sudamérica y Norteamérica”, he’i Gus.

CULTURA PARAGUAYA

En varias oportunidades apeló a la gastronomía para salvar el puchero. Le hizo probar cocido a los polacos y chipa guasu con bife koygua a los franchutes.

Un viaje y YouTube lo inspiraron

“¿Cómo comenzó todo? Simplemente descubrí que cuando se tiene un sueño tan grande la gente te ayuda en el camino. Un día estaba leyendo el Facebook de un amigo anunciando su viaje a Europa. Le consulté algunos detalles. El costo del pasaje en aquel tiempo rondaba unos 1.010 dólares. También consulté los datos del viaje… cuándo, cómo, dónde…”, comienza narrando Gus sobre esta travesía viajera.

“Para ese momento había renunciado a la compañía para la que trabajaba y estaba atendiendo mi propio negocio. Así que sin pensar decidí comprar el boleto. No sabía cómo iba a pagar el viaje, no tenía el dinero para comprar el boleto de avión y mucho menos tenía idea de qué países visitar. Nunca pasó por mi mente viajar, vivir esa aventura”, he’i.

Sogue sogue luego fue el arranque he’i

Cuando dijo “allá vamos”, se fijó en su bolsillo. “Consulté el límite de mi tarjeta de crédito y para mi desgracia estaba reventada, sin fondos. No tenía dinero. Pero era un deseo tan profundo en mi mente, que de alguna manera ideé cómo conseguir el dinero para comprar el boleto. Ese era el primer paso”, he’i.

Un golpe de suerte hizo que justo el banco en el que tenía la tarjeta saque una promo con lo que pudo pagar en 12 cuotas tranqui el primer paso.

“Sin dinero y bicicleteando mi tarjeta de crédito compré el boleto a la felicidad, ocho meses antes de viajar. Fue una compra impulsiva, pero pienso que es la mejor forma de iniciar todo”, comentó.

“Ya tenía fecha de vuelo y fecha de retorno y el dinero no era reembolsable. Así que tenía que idear obligadamente cómo viajar”, recordó.

Salvar el puchero con arte

“Unos meses antes de iniciar el viaje me di cuenta que no podría pagar todos los boletos de avión, trenes y autobuses dentro de Europa. Entre muchas ideas se me ocurrió cantar mientras viajaba aunque me iba a morir de hambre, pues cantar no es lo mío”, he’i entre risas.

“También se me ocurrió hacer artesanías por la calle, pero también me acordé que no sabía hacer artesanías. Finalmente me puse a trabajar en lo que mejor sé hacer: ¡vender! Así decidí vender pequeños recuerdos de Paraguay mientras viajaba y con el dinero que ganaba pagar el resto del viaje. De paso también mostrar un poco de la cultura paraguaya”, contó.