Una llamada que recibió de madrugada provocó que doña Deysi Silguero quede por varios minutos anclada en su pena, en su impotencia, en su rabia. Del otro lado del tubo le avisaban: “¡Tu vivienda se está incendiando!”.

“¡No lo puedo creer! Mis tres hijos y yo teníamos que haber estado dentro de la vivienda, Dios nos salvó de morir quemados en casa. Puso gente en el camino que me dijo que ya no me quede allí”, contó.

“Como ya venía recibiendo amenazas, me quedaba a dormir en casa de mi abuela para proteger a mis hijos. No pensé que se iban a atrever a tanto”, agregó mientras caminaba entre las cenizas y enseres quemados.

Doña Deysi es líder de los manifestantes que piden la renuncia del intendente de Concepción, Alejandro Urbieta. Para ella no quedan dudas. Responsabiliza directamente a las autoridades municipales por este lamentable suceso.

“Este intendente corrupto que tenemos, y esta presidenta (Sisinia Silva, de la Junta Municipal) totalmente desalmada. Mandar a quemar mi casa a sabiendas que yo vivo acá con mis tres hijos pequeños, esto es un crimen, no puede ser que sean capaces de esto”, dijo.

“No sé qué hacer ni qué decir, ni dónde ir. Ni la Justicia está de nuestro lado, están solo para servirle a estos ladrones”, tiró.

La casa de la doña está ubicada sobre la calle Soldado Desconocido, barrio Villa Armando. A eso de las 4:00 de la madrugada de ayer, unos desconocidos prendieron fuego a la vivienda de madera que fue consumida totalmente. “Cuando llegué ya no había nada que hacer, todo se quemó”, finalizó.

Lalaron otra vez anoche contra “Tati”

Anoche se realizó la manifestación número 40 contra el titular de la Comuna de Concepción, Alejandro “Tati” Urbieta y los concejales que lo apoyan.

Recordemos que el capeto de la ciudad fue imputado por la Fiscalía por supuesta lesión de confianza y apropiación, luego de una denuncia realizada por una funcionaria municipal, quien argumentó que la Municipalidad nunca depositó sus aportes a la Caja de Jubilaciones.

“No van a detener mi lucha”

Con el llanto “combatía” el dolor que sentía y que le carcomía por dentro. “Solo estamos con nuestras ropas puestas. Antes que esto sucediera logré sacar algunas cosas con unos amigos, quienes me aconsejaron hacer eso tras las amenazas que recibí, pero solo tengo eso, lo demás lo perdí todo en el fuego”, dijo Silguero.

“Yo sé que esto es culpa de esa gente, pero ni aún así me van a detener en mi lucha. Esto me da más fuerzas para seguir”, dijo con la voz quebrada. “Es tanta la gente que nos acompaña que no podemos bajar los brazos. El apoyo de la familia, amigos y vecinos me da fuerzas para seguir”, finalizó.