• Licenciada Rocío Paredes
• Psicóloga Clínica

Quiero contar mi problema y que “la ley de la mujer” me está por enviar a la cárcel por una mentira de mi expareja, quien hace 9 meses no me deja ver a mis hijos. Tuve una relación de 8 años, éramos compañeros en la Facultad, hasta que se embarazó de mi primer hijo, vivimos juntos en constantes problemas, pero por el amor a los hijos se aguantaba todo, luego nació mi nena, seguimos una vida familiar normal, con peleas y besos.

Nos separamos en 3 ocasiones, pero para no perder contacto con mis hijos iba a pedirle otra vez para volver, terminábamos por constantes discusiones, nos llevamos bien un tiempo, intenté darle una buena vida, oportunidades para independizarse, varios estudios que nunca aprovechó para fortalecer sus negocios.

Se sentía aburrida y le pagué la universidad, pero me topé con la sorpresa que pagué de balde la Facultad. Le digo que busque un trabajo, que no le ayudaría más, después volvió la tranquilidad hasta que le conoció al que fue su amante, le disculpé su infidelidad e intentamos seguir, por no separarme de mis hijos, 5 días estuvimos bien.

Nos separamos, ella pedía que le de una última oportunidad y le dije que no, hicimos por mutuo acuerdo el tema de los niños por la Codeni, sin dramas después de 8 meses de estar así, se entera que estaba saliendo con mi actual pareja y ahí empieza a no querer darme a los niños por rabia a eso, y yo cometí la estupidez de ir a reclamarle en la casa donde viven y mi hijo empezó a llorar.

Le pedí que no lloré más y me retiré, estando en mi trabajo me llaman de la comisaría a decirme que me denunció, que yo le garrotee todo mal, tomaron esa denuncia falsa y enviaron a la Fiscalía.

Yo estaba muy seguro que nada iba a salir porque no le hice nada, pero de todos modos me imputaron con su testimonio falso, me prohibió ella nomás verle a mis hijos, hace 9 meses que no los veo, la denuncié por maltrato a menores, la jueza que necesita más pruebas ndajeko.

Para crearme más problemas me denunció por prestación, quiere que le de un sueldo mínimo como prestación. Ahora estoy peleando por mi inocencia y mi libertad, por poder verle a mis hijos a quienes demasiado extraño, ya gasté más de 60 millones en abogados para demostrar mi inocencia.

Mi ex no quiere que mis hijos se relacionen con mi nueva pareja y que si quiero volver a verlos que inicie un juicio de relacionamiento.

Ella quiere que yo me vaya a la cárcel, la fiscala envió a juicio oral mi caso, fue muy feminista, ni me dejó defenderme.

Estoy mal porque llegamos a esto, le ofrecí desaparecer, renunciar a ver a mis hijos y no, solo quiere que vaya a la cárcel. Mi abogado no me dijo nada, solo me pidió 2 y medio y se fue. Necesito ayuda.

DILAN, DE YPACARAÍ, 31 AÑOS.

LA RESPUESTA: UNA RELACIÓN AMISTOSA SANEADA

Trabajar por la estabilidad emocional

Llegar a un acuerdo a través del diálogo suele ser lo recomendado ante cualquier conflicto, pero hay casos que no pueden resolverse con palabras, porque hay personas con las que no se razona y para eso está el ámbito de la Justicia, cuando la mediación queda corta. Realmente nuestras leyes son muy claras, que la burocracia exista y haga más lenta algún proceso es una cuestión que todavía debería pulirse.

No puedo emitir ninguna opinión sin escuchar la otra campana, pero si hay un juicio oral, allí es tu momento de poner las cartas sobre la mesa, donde tu abogado tiene que dar la batalla legal, si bien las leyes de protección a la mujer son específicas, nadie te puede negar el derecho a la defensa.

Muchos dicen que es casi imposible llevarse bien con la ex, pero hay casos donde pueden acordar un relacionamiento respetuoso al menos, recordar los buenos momentos sin dolor y asimilar que es una historia que forma parte del pasado, porque está claro que una ruptura, separación o divorcio siempre es causante de dolor.

Hay heridas que permanecen hasta que uno decide sanarlas y empezar de nuevo, es importante trabajar por la estabilidad emocional, de lo contrario se corre el riesgo de repetir esquemas. Será difícil entablar una relación amistosa saneada, pero es necesario hacer el intento, porque vivir en medio de reproches, agresiones y culpas solo contamina nuestra vida y el de las personas que nos rodean.

Los hijos son los que más sufren la inestabilidad emocional de los padres, por el enojo, la rabia y todo lo tóxico que pueden intercambiar cuando no se perdonan el uno al otro. En estos casos, la mejor medicina es la distancia y el tiempo.

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