La historia de don Pedro (90) y doña Estefanía (90) es una de esas que invitan a reflexionar sobre la vida, la paciencia, el compañerismo y el real significado de construir una vida juntos. Hoy, los abuelitos celebran ¡68 años de casados! y cuentan que se aman como desde el inicio y festejan unidos en un profundo amor en su casa, ubicada en el Centro de Asunción.

“Nuestro amor es eterno. Si hoy la conociese, la volvería a elegir”, dijo don Pedro. Los abuelitos saben que son como una “especie de extinción” en esta época donde en la sociedad se puso de “moda” los divorcios y las separaciones.

Es por eso que cada vez que tienen la oportunidad animan a los jóvenes a seguir creyendo en la fidelidad de los vínculos y, sobre todo, a querer construir un proyecto de vida que los haga felices en compañía de la persona amada.

“Si te casás con amor, y el respeto mutuo es la base de la relación, sin dudas que durará para siempre. Es sencillo, el marido y la mujer deben ser un solo cuerpo. Ser uno solo”, dijo don Pedro.

La historia de amor entre ambos nació en Concepción. Él, era un guapo sastrero, de esos que llamaban la atención con su educación y trabajo. Ella, una profesora sobresaliente, amable y muy hermosa.

“Todos los días pasaba por mi negocio, tan linda siempre, pero nunca siquiera le saludaba, hasta que un día me animé y le hablé”, contó el hombre.

“Un día tomé coraje y le llevé una serenata y con la canción “Alma, corazón y vida” ella me recibió contenta”, agregó don Pedro. Y un día como hoy, pero en el año 1950, ambos unieron sus vidas ante Dios.

“Lo superamos todo con amor y cuidado mutuo”

Los abuelitos confiesan que el transitar juntos fue una constante de cariño, respeto, comprensión, trabajo y logro en conjunto. “No soy nada sin mi esposa”, dijo él. “Mi marido es mi sostén”, agregó ella. Tienen dos hijos, varios nietos y bisnietos, que hoy les cantan “Felicidades”.

Después de casi 7 décadas de convivir, tanto don Pedro como doña Estefanía se sostienen mutuamente. “A pesar de las dolencias propias de nuestras edades, lo superamos todo con amor y cuidado mutuo”, dijeron.

“El diálogo es fundamental y también saber que, a pesar de que el otro sea diferente, las decisiones en común se tomarán en base al bien de ambos”, coincidieron.