Estaban todos descansando en el interior de la vivienda de la familia Borja Delgado, ubicada en el barrio Santa Rosa de la ciudad de Ypacaraí, cuando en cuestión de segundos una fuerte explosión seguida de una gran llamarada fue consumiendo en segundos todo lo que encontraba a su paso.

La Navidad un tanto turbulenta se convertía ahora en un verdadero infierno.

Nadie imaginaba que Epifanio Borja Candia (50) sería el sindicado de prenderle fuego a la casa en donde se encontraban descansando su esposa Francisca Delgado de Borja (50), además de Fátima María Borja Delgado (21) y S. B. (14), sus dos hijas.

Los bomberos acudieron hasta el lugar a socorrer a las víctimas, pero ya nada pudieron hacer por la menor; en tanto que el resto de los heridos fue derivado hasta el Centro del Quemado.

Allí, los médicos sabían que la batalla era casi imposible, pero igual dejaron todo de sí como seres humanos que son antes que profesionales.

Cerca de las 10:00 horas se confirmaba el fallecimiento de Epifanio Borja, producto de las quemaduras que tenía en más del 90% de su cuerpo. Seguían con pronóstico reservado la madre y la otra hija.

Según los primeros datos que maneja la Policía, el karai ya había sido denunciado este mes por violencia familiar pero nada se hizo al respecto. El agresor seguía en el interior de la vivienda hasta que sucedió esta tragedia.

Una de las hijas ya avisó que algo les podía pasar a ellas

En un mensaje vía WhatsApp enviado el 21 de diciembre, a las 18:51, Fátima le pedía a una amiga que si algo les llegara a pasar que hiciera viral la conversación que mantuvieron en donde le dejaba en claro que fueron varias veces al juzgado a pedir restricciones en contra de su papá, pero aseguró que no le hicieron caso, ya que no se tomaron medidas al respecto.

El Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados inició una investigación en contra de la jueza Natalia Caballero, ante quien se presentó la denuncia.

La misma dijo que sí se libró la orden de restricción, pero que fue la Policía Nacional quien no ejerció el control correspondiente.

Ahora ya hay dos muertos y dos personas con secuelas que nunca más van a recuperar dentro de una familia destrozada.