Los casos de avistamientos en nuestro país vienen desde hace más de 350 años. Ronald Maidana, una persona que se encuentra muy ligada a lo que es el estudio de este fenómeno, dijo que ya a mediados del siglo XVII se encuentran registrados casos en Paraguay.

Estos hechos se vinieron sucediendo a lo largo de los siglos y algunos de ellos impactaron muy de lleno.

Así, por ejemplo, Maidana recuerda “un suceso en el que no ha quedado claro si algo cayó del firmamento o fue un mero derrumbamiento subterráneo. Fue el 5 de enero de 1966 en la antigua ciudad de Posta Leiva (actual J. Augusto Saldívar), donde a las 7:00 AM, varias personas percibieron el sonido como un avión que descendía para luego descubrir ante su desconcierto un colosal cráter en el suelo de unos 10 metros de profundidad que humeó durante tres días”.

Maidana comentó que luego de 46 años entrevistó a los testigos de aquella época. “Muchos curiosos se presentaron para contemplar el hoyo, entre ellos la Primera Dama de la Nación de ese entonces, doña Eligia Mora de Stroessner”, he’i.

Un poco antes, en febrero de 1963, un joven salió en la prensa asegurando haber sido testigo de una suerte de despegue de una nave desde el mismísimo Colegio Nacional de la Capital. Atanasio Leiva aseguró ver cómo la extraña “máquina infernal” se elevaba con una velocidad única, de manera vertical, hasta perderse en el firmamento.

“Una vastedad de casos refieren a luces, no son objetos, son cuerpos de luz, que maniobran en absoluto silencio, seguido de esferas, algunas de ellas desprendiendo otros similares que sobrevuelan en los alrededores, evidentemente no existe tecnología terrestre o fenómeno natural que se asemeje a esto” cuenta Maidana, afirmando que el fenómeno existe.

Un caso que agarra todo es del 2012 ra’e

“Un caso puntual es de la señorita Fabiola Beatriz, quien se encontró presuntamente frente a un artefacto discoide a baja altura, en un asentamiento del barrio Mbocayaty de Ñemby, el 6 de agosto del 2012, a las 21:00”, recuerda Maidana, haciendo la salvedad que estos casos son tan antiguos como contemporáneos.

“Existieron múltiples testigos, entre ellos niños que luego temieron por salir de sus casas, pero fue Ortiz, quien se encontraba más cerca y pudo contemplar en parte inferior una especie de retículas de que manaba un rojo intenso seguido de un calor sofocante y con cada giro que producía se percibía un penetrante zumbido análogo al panal de abejas”, recordó.

Dijo que ese calor que sintió en un comienzo “la acompañó en su cuerpo, hasta el día siguiente”.