Le da de comer, le asea y hasta le lleva al veterinario. “No se nieguen a tener una mascota así”, pidió a la gente. Además de ser uno más de la familia, es el “jardinero” de la casa.

Ana Irala ama a su mascota como a un hijo más. Cuida de él como debe ser. Le da de comer, le asea y le lleva al veterinario. “Lo quiero mucho. No se nieguen a tener una mascota así”, dijo. A pesar de que muchos la miran raro y hasta algunos se burlan de ella, ella asegura que su compañero es uno más de la familia y que merece respeto.

“Ellos también tienen derecho a ser valorados y respetados”, sostuvo. El detalle: su mascota es ¡un sapo! a quien “bautizó” con el nombre de “Gregorio”.

“Ese nombre significa vigilante y él lo es, cuida de mi jardín, de mis plantas”, agregó la joven. Explicó que “Gregorio” tiene actitudes domésticas como por ejemplo pasearse por toda la casa y hasta duerme en una casita que pertenece a sus gatas.

“Él llegó y ya no se fue. Encontró su espacio en casa. Vive bien. Es uno más de la familia”, contó Ana. “Se coloca en la casita de las gatas, ellas no la utilizan. A cierta hora, si me siento en mi patio, se me acerca como pidiendo comida. Me voy a hablarle, sé que no sabe mi idioma, pero la naturaleza sabe lo que es comunicarse y seguro ellos perciben cuando los respetamos y cuidamos”, dijo.

Ana he’i que “Gregorio” –a la par de ser una de las mascotas de la familia– cumple una función muy importante en la casa. “Frente a la vivienda hay un jardín que sinceramente no sé cómo cuidar. Hay algunas plantas, pero como tengo poco conocimiento y también poco tiempo para dedicarme a mantener como se debe, dejo a cargo de ‘Gregorio’ y de otros sapos que también vienen, pero que luego se van”, explicó.

“Se encarga de que los insectos que puedan agredir a las plantas se alejen, ya que los sapos se alimentan de polillas, larvas, moscas, orugas, gusanos, escarabajos y otros insectos”, explicó.

“Es el segundo sapo que tengo como mascota”

“Durante el día está en el jardín o se pasea por la casa, en la sala, en la cocina. Ni bien llega el atardecer, ‘Gregorio’ se sumerge en una latona con agua que le coloqué, allí se queda. El agua le cambio todos los días. Al anochecer vuelve hacia el jardín y se alimenta de lo que es correcto (insectos, etc). Y luego se mete en la casita a dormir”, explicó.

Ana dijo que “Gregorio” no es el primer sapo mascota que tiene. “Es el segundo sapo que tengo como mascota. El primero fue ‘Benedicto’, quien vivió años en mi jardín. Él tuvo problemas de salud. Sus intestinos estaban fuera de su cuerpo. Lo llevé a una veterinaria especializada y fue atendido. Mucha gente se burló en aquel entonces porque le llevé a la veterinaria”, dijo con pena. “Finalmente falleció”, agregó.

“Tienen derecho a ser valorados y respetados”

Ana comentó que su hija también quiere mucho a “Gregorio”. “Ella le quiere y le respeta mucho”, dijo. “A los niños hay que trasmitirles el amor, respeto y cuidado por los animales”, sostuvo. “Lo que más quiero es que la gente vea cómo ellos tienen derecho a ser valorados y respetados. Ese es mi deseo, que las personas se den cuenta de que los animales merecen respeto. Muchos se burlan, pero bueno. Uno debe defender lo que cree”, dijo. “Siempre respeté a los animales. Muchos años rescaté perros y gatos, los di en adopción y a otros los adopté, en el caso de los sapos llegan solos a uno”, he’i.