Felipe Cabral (41) es de esos hombres que no se rinde por más de que la vida se empeñe en darle duros “akapete”. Había sido hace 6 años tuvo un accidente vai de moto cuando se estaba yendo a su laburo. A causa de los golpes que sufrió, se quedó paralítico y no podía trabajar.

Con esfuerzo, carácter y “espíritu mil”, se recuperó. La vida volvió con las exigencias de siempre y sabía que no podía quedarse sin hacer nada. Fue ahí que empezó a cranear cómo podía hacer para no depender de todo el mundo.

Después de mucho, al fin pilló la mejor manera de ir a trabajar sin tener que molestar a sus familiares. “Mi moto me hizo un señor acá de Encarnación. Se llama Carlos Forneron” omobe’u el capo.

La moto que le inventó su amigo es de la gran siete porque tiene una feroz rampa para que pueda subirse con su silla de ruedas y todo. En este caso la moto no es un biciclo, sino un triciclo, por la rueda que le tuvieron que agregar para que el vehículo pueda estabilizarse.

“Gracias a mi moto ahora ya me puedo ir a trabajar y no tengo que pedirle ayuda a nadie ni para subirme” he’i avei. El valécho trabaja hace 27 años para la Municipalidad de Encarnación. Su tarea consiste en movilizarse de acá para allá controlando factores como la limpieza o los carteles de señalización.

Ahora ya se acostumbra a su sistema de vida y dijo que ya no es excusa su discapacidad para trabajar. “Gracias a mi moto pude volver a trabajar y ahora siento que volví a nacer” aseguró feliz don Felipe.

A pesar de su discapacidad sigue siendo un padre ejemplar

Don Felipe Cabral tiene 3 hijos, a quienes mantiene con el fruto de su trabajo. “Mis hijos viven prácticamente conmigo, y yo soy el sustento de la casa” comentó.

Felipe se separó de su mujer después del accidente, y ahora él cuida de sus hijos. Según el capo, todo quedó en un acuerdo con su expareja porque es ella la que se encarga de costear los gastos del colegio de sus hijos.

“Yo después de salir del trabajo me voy a mi casa para cocinarle a mis hijos” comentó avei. Don Felipe hace casi todas las labores de la casa sin ayuda de nadie porque siempre deja todo cerca para poder alcanzar.