• Licenciada Rocío Paredes
• Psicóloga Clínica

Hola, quiero contar mi historia. Estoy casada hace dos años, tengo un hijo y amo a mi esposo, lo conozco hace tiempo, pero no lo llegué a conocer mucho antes de casarme, ese fue mi error.

Al principio era todo lindo, ahora ya no. Tenemos varios problemas, él no deja sus amigos, sus salidas, por mí. Cada fin de semana me suelo quedarme sola en la casa cuidando de mi hijo y nada más, no salimos, no le gusta luego.

Cada vez que le invito me pone una excusa, llega tarde a casa a veces muy tomado y generalmente -cuando le reclamo- él se enoja más.

Me dice que es la única diversión que tiene, que todo el día trabaja y que yo soy muy exagerada; por otro lado, siempre hace insinuaciones de que yo le pongo los cuernos y me dice palabras ofensivas. Nunca me pegó, pero sí llegó a ofenderme feo.

En lo económico también es otro problema. Yo trabajo, gano mi dinero, pero hay veces que no me alcanza y él hasta ahora nunca me ha dado dinero para mis gastos, se queja mucho cuando le pido, por más que sean para cosas de la casa. Yo ni sé cuánto dinero gana él.

Mucho ya pensé para dejarle, pero aún no me decido, tal vez por miedo o porque siempre me convence cuando se porta bien conmigo, me hace olvidar los ratos malos que me hizo pasar. No sé qué hacer sinceramente.

Ya he probado de mil formas conversar con él, pero creo que lo suyo no es hablar, me trata de exagerada, no tiene en cuenta mi molestia. Antes de casarnos creo que era distinto, salíamos mucho, nos llevábamos muy bien, ahora tenemos muchos buenos ratos juntos, pero los malos lo superan.

No sé si soy egoísta por esperar que me dé tantas cosas, él me dice que pido todo para mí y me hace sentir que soy yo la que no estoy aportando nada.

Probé muchos métodos, hasta ignorarlo, dejar que haga lo que quiera y no reclamarle nada, pero nada resulta y me desespera esta situación. Sinceramente hay días en que me arrepiento de haberme casado con él. Gracias por responder mi correo. MINERVA, DE ENCARNACIÓN, 25 AÑOS.

LA RESPUESTA: DEDICARLE TIEMPO A LA RELACIÓN

Plantarte en tu postura y no ceder siempre

Nunca se termina de conocer del todo a una persona, pero se hace el intento. Con la convivencia cambian muchas cosas, se baja a un plano más real donde convergen los defectos y virtudes del príncipe o princesa que tenemos al lado.

Todas las parejas tienen problemas y diferencias, el desafío es que puedan sortear las dificultades y elegirse día a día.

Una alternativa que podría ayudarles a resolver los conflictos y mejorar la comunicación en la relación sería iniciar una terapia de pareja.

Tené presente que las relaciones deben cultivarse, ambos tienen que dedicarle tiempo y cuidados, darle la debida atención antes de que se desgaste más, que la rutina o la indiferencia cope el vaso con amargura.

Cada uno tiene un punto de vista diferente y esas diferencias se conversan o se confrontan en un ambiente que sea constructivo para ambos. No hay una solución mágica, cada uno debe poner de su parte.

Todo es posible si es que hay amor y entendimiento, pero también se comprende que los malos tratos que recibes hacen que la relación no sea tan satisfactoria para vos, debes plantarte en tu postura y no ceder cuando empieza a endulzarte los oídos.

Volvé a intentar una conversación sincera para ver cómo puede equilibrarse la balanza. Los dos tienen que pasarla bien juntos, al menos que lleguen a un acuerdo de convivir respetando por un lado cada uno su espacio, pero por el otro crear uno donde puedan compartir y disfrutar, darle un sentido al proyecto de vida que iniciaron, debe florecer con la madurez de la razón y la confianza, crecer con la dulzura de los sentimientos.