La vocación y la pasión son factores que solo algunos profesionales tienen. Esos que a más de los conocimientos médicos recuerdan que además son humanos.

El licenciado en Enfermería Arnaldo Garay y la doctora Gilda Zarza son dos de ellos, quienes vestidos con su bata blanca fueron a caballo haciendo un viaje muy diferente al que están acostumbrados.

A paso lento pero seguro, bajo un sol radiante que quemaba la piel, se abrieron paso en un camino de más de 4 kilómetros que estaba convertido en laguna. Pero más allá de los “imposibles”, estos profesionales de la salud hicieron de todo para asistir a las familias que se encontraban prácticamente atrapadas en Potrero Pirú, Guazú Cuá, pertenecientes al departamento de Ñeembucú.

“Es una experiencia hermosa, única, que lo volvería a repetir si fuera necesario ya que lo que hacemos es por vocación y por pasión”, decía Garay con una voz cargada de entusiasmo y con un alto orgulloso por su labor.

El enfermero contó que esto le hizo sentir algo inigualable, y que por más que él sea del interior, es la primera vez que pasa por algo así haciendo un servicio de este tipo.

Contó que llegaron hasta el lugar luego de reiterados pedidos por parte de la comunidad. Se encontraron con una pareja de ancianos que necesitaba de una atención urgente y fue así cómo emprendieron el viaje. Resaltó que anteriormente en la zona había 4 familias de las cuales ahora solo quedaron 2.

“Eran una pareja de escasos recursos. El señor es diabético, así que además de asistirles les llevamos los medicamentos. Ellos deben ser atendidos cada 3 meses más o menos como mínimo”, explicaba uno de lo héroes de bata blanca.

Los lugareños solo piden caminos para el tránsito

El licenciado comentó que según le afirmaron los lugareños, en la zona hace más de 20 años que se encuentran sin un camino accesible y cada día se dificulta pasar por el lugar.

Resaltó que la única manera para llegar al lugar es yendo a caballo, ya que ni caminando se puede ingresar por la cantidad de jakare o serpiente que pueden estar habitando en el lugar.

“Los pobladores cuentan que ni tractor. Solo a caballo es la opción”, decía el personal de la salud quien lleva 11 años atendiendo a las personas y 6 años en la institución pública.