Hoy, por ser el último sábado del mes de febrero, se celebra el Día Nacional del Tereré, la bebida paraguaya que enorgullece a todos quienes vivimos en esta dulce tierra guaraní.

Los que viven afuera se rebuscan para tomarlo, y ese fue el caso de Clara Sosa, la Miss Grand Slam internacional que sorprendió a todos cuando ni bien retornó al país luego de tres meses de estar viviendo en Tailandia, lo primero que pidió fue tereré.

La reina de belleza contó que viajó con todo su equipo de tereré para participar del certamen que se hizo en octubre, pero que luego de su coronación se quedó a vivir en Tailandia y se le terminó la yerba.

“Había pedido a través de mis redes sociales que la gente paraguaya que viajaba a Tailandia me lleve yerba porque se me acabó”, cuenta Clara, pero nadie anga acudió a su pedido de auxilio.

La Miss cuenta además un episodio kachiãi en medio del concurso. “No dormía nada en los días previos a la elección, cuando cerraba los ojos soñaba que estaba en el certamen.

La gente me preguntaba ‘¿estas cansada?’, yo le decía que no y entonces decían y pensaban seguro, “esta se droga”, ja…ja… Yo llevaba mi tereré siempre y la gente pensaba que yo me drogaba con eso”.

Clara comentó cómo es su vida en el país asiático. “Tailandia es casi perfecta, pero extraño el país.

Desde el primer momento que me dijeron que era ganadora no podía creer. Un mes por ahí que me despertaba y no podía creer. Un mes que decía ‘no vaaa seerrr’.

Pero es una experiencia única”, dijo y soltó el secreto para ganar la corona internacional. “Para ganar es la suma de todos. Tenés que querer la corona. Hay quienes se presentan y ni siquiera saben a qué certamen se van”.

Sobre su desmayo, la Miss Grand dijo que todo ese día no había comido nada y le agarró pila’i.

“Pensaba que si comía iba a vomitar todo. Estaba flaquísima ese día. Me fui flaca, pero en competencia bajé cuatro kilos. Ese día que gané cené con todo, pero me dijeron que debía subir cinco kilos”, recordó Clara.

Al final, la reina de belleza dijo que el menú más raro que le tocó probar en Tailandia fue gusano frito. “Yo pedí luego que me lleven a comer eso. Pero no era rico, yo saboreaba más aceite, era como comer cascara con aceite”.