Días atrás te presentábamos la preocupación por la que vienen pasando varias familias que residen en la zona de los bañados en donde desde hace un tiempo las bandas de microtraficantes se declararon la guerra por obtener el dominio total de la zona baja.

Esta red de distribución de drogas, cuyo negocio deja grandes sumas de dinero de manera diaria, va en aumento, porque el consumo de estas sustancias se multiplican día a día.

Esto crea zozobra en los barrios. Y los vecinos “lo sufrimos en carne propia”, asegura don “Lepo”, quien así pide se lo identifique, teniendo en cuenta que no es nada fácil para los vecinos hablar de manera abierta ante esta situación por temor a represalias de parte de los distribuidores. Asegura que están cansados de tener que vivir prácticamente encerrados.

“Es duro tener que vivir entre tantas necesidades. Antes solo corríamos de las inundaciones, ahora debemos correr para evitar ser alcanzados por las balas de estos desgraciados, a cualquier hora se pelean entre ellos, y si no aceptás sus reglas te matan.

Así de crítica es la situación por la que viven a diario en esta zona (barrio Caacupemí zona Cateura)”, aseguró. En cada cuadra se colocan los distribuidores, en especial en las cercanías de los locales escolares. Desde ahí van metiendo sus porquerías.

“Los niños del Bañado Sur están condenados a convertirse en futuros drogadictos ya que sus padres consumen y ellos también caen en eso. Se les da y la cadena se extiende. Existen más adictos que personas rehabilitadas y la cosa no va a mejorar”, explica el karai

Denunciás y te delatan

Al consultarle a don “Lepo” si esta situación ya la denunciaron a la Policía, comentó que “te vas a hacer una denuncia en contra de algún narco de la zona y en minutos los propios agentes de la comisaría se encargan de avisarles.

Antes de que vos salgas de la comisaría ya está alguien para seguirte y dejarte un claro mensaje de que lo que ves o sabés se muere contigo. Por eso muchas veces solo debemos callar”.

Contó que “usan como fachada algún negocio para no llamar la atención, aunque da igual eso, porque ellos trabajan tranquilamente. Pueden poner un letrero de se vende droga y la Policía no les detiene. Para ellos es más fácil cobrar una cuota a cada vendedor para que opere tranquilo”.

Obligan a niños y jóvenes para distribuir en colegios

“Mi nieto va a tercer grado y él nos contó crudamente cómo un compañero suyo va a la escuela con bolitas de crack. Uno se encarga de hacer que se enganchen y otro vende, y esto ocurre en cada grado. Esto no solo pasa en las películas, nuestros niños la están viviendo en carne propia”, aseguró el señor.

Dijo que “por esta situación estamos viendo la posibilidad de enviar al niño a que viva y estudie en la casa de algún familiar. No nos queda de otra si no queremos que el chico caiga en ese terrible mundo. Antes, el akãrasy era que te roben las monedas para ir al tragamonedas, ahora lo hacen para comprar el chespi”.

Aseguró que existen organizaciones voluntarias que trabajan enseñando que las drogas son malas, pero casi nada pueden hacer contra ellos.

La muerte de un joven adicto “no le preocupa a nadie”, he’i

Son muchos los jóvenes de la zona que perdieron la vida ya sea en ajustes de cuentas o simplemente estuvieron en el lugar y el momento equivocado.

Pero esas muertes “solo sirven para las estadísticas porque no se hace nada para investigar lo sucedido, porque no le preocupa a nadie.

La mayoría son gente de escasos recursos que no pueden costear para que se investigue o se detenga al responsable”, asegura “Lepo”.

Dijo que para muchos es mejor llorar unos días por la muerte del adicto y hasta ahí. Ellos son muy claros a la hora de silenciarte para que no denuncies porque te amenazan todo el tiempo y por miedo es mejor callar.